Con la reforma concluida del órgano de la basílica de Sant Francesc se ha conseguido un instumento que combina el sistema mecánico tradicional y las nuevas tecnologías
Imágen: Antoni Martorell y Gerhard Grenzing en su taller de El Papiol junto al resultado final de la reforma.
M. ELENA VALLÉS. PALMA. El arte de la organería se nutre de las manos del laborioso artesano junto a los sesudos conocimientos técnicos del diligente ingeniero. El especialista de Insterburg Gerhard Grenzing, en posesión del título en ambas destrezas, ha finalizado la rehabilitación del órgano de la basílica de Sant Francesc, reconstruyendo el original de 1771 de Jordi Bosch.
Imágen: Antoni Martorell y Gerhard Grenzing en su taller de El Papiol junto al resultado final de la reforma.
M. ELENA VALLÉS. PALMA. El arte de la organería se nutre de las manos del laborioso artesano junto a los sesudos conocimientos técnicos del diligente ingeniero. El especialista de Insterburg Gerhard Grenzing, en posesión del título en ambas destrezas, ha finalizado la rehabilitación del órgano de la basílica de Sant Francesc, reconstruyendo el original de 1771 de Jordi Bosch.
Grenzing lo que ha logrado con su intervención "es dar con un Bosch evolucionado", comenta Pilar Rosselló, presidenta de la Agrupación artístico-cultural Mandrava, "es decir, rematar el proyecto con un producto instrumentístico que realmente es lo que el organista del siglo XVIII habría construido en nuestra era".
Las pruebas de sonido se realizaron este pasado lunes en el taller de El Papiol (Barcelona) del reformador de órganos. Una comitiva formada por el compositor y organista Antoni Martorell -a quien el obispo Úbeda encomendó en el 2000 el seguimiento de la restauración-; el organista titular de la basílica de Sant Francesc, Arnau Reynés; el superior del Real Convent de Palma, Francesc Batle, y por último una representante de la agrupación Mandrava, Pilar Rosselló, quien han participado logística y burocráticamente en el proceso de reforma del instrumento musical.
Antoni Martorell, por petición de Grenzing, fue el primero en posar sus manos sobre el titán de las teclas y extraer tonalidades sonoras del reformado órgano.
En la intervención, se ha mantenido el sistema mecánico de antaño del instrumento, el mismo de hace 300 años, pero se ha modernizado mediante la introducción de nuevas tecnologías. Antiguamente, el órgano contaba con unas palancas que se debían activar para modificar los sonidos que salían expelidos por los tubos. En este caso, Grenzing las sustituye por unas teclas que llevan incorporado un sistema informático que cumple la misma función que los antiguos engranajes.
El artefacto musical posee 54 juegos, tres teclados y un pedalier de 30 notas. Todo este armamento junto al ordenador interno se pueden llegar a conseguir 5.000 combinaciones libres de sonidos. Esta compleja ficha técnica junto al temperamento acústico del órgano permitirán que se pueda interpretar cualquier pieza de toda la literatura musical de la historia.
El instrumento debe ser ahora embalado adecuadamente para trasladarlo a la isla. Se espera que en 15 días se inicien las tareas de montaje que se espera que estén listas hacia el 20 de diciembre. Una vez instalado, Grenzing se engrescará en su armonización, una ardua tarea que finalizará hacia el mes de marzo que será cuando se inaugurará con algún concierto.
Las obras de recuperación han ascendido a 830.000 euros que han sido aportados por el Consell (300.000), Govern y Ayuntamiento (100.000 cada uno), además de otros 250.000 euros procedentes del Instituto del Patrimonio Histórico, un organismo dependiente del ministerio de Cultura, y 80.000 del Banc Sabadell.