02 de novembre 2007

La piedra versus el hormigón


diariodemallorca.es 2-11-2007
El casco antiguo de Ciutat vive una ´guerra´ entre construcciones del pasado y del futuro

Imágen: La calle Joan Santander, en Santa Catalina, simboliza este conflicto.
FAUSTINO HORRACH. La fisonomía del casco antiguo está cambiando a una velocidad inusitada. La integridad patrimonial de su paisaje arquitectónico está en pugna con la fiebre del ladrillo que azota sus calles. En el número 17 de la calle San Jaume se levanta una fachada decimonónica que esconde un edificio de hormigón, un decorado símbolo del proceso de transformación que está sufriendo el centro de Ciutat. No en vano, en esa misma vía, los andamios de dos nuevas rehabilitaciones se levantan ajenos a cualquier supuesto sobre el fin del boom de la construcción.
Las decenas de edificios que el proyecto s´Estel Nou está construyendo desde 2001 han transformado de arriba a abajo el barrio de sa Gerreria. Apenas queda ya el recuerdo de lo que fue el antiguo barrio chino de Palma y finaliza el proceso iniciado por el edificio de los juzgados de primera instancia y el Passeig de l´Artesania. Desde la plaza Sant Antoni hasta las calles Ferreria y Pes del Formatge se levanta un horizonte de andamios que ocupa 14.000 metros cuadrados de terreno de transformación urbanística. Estas obras de reurbanización, "esponjamiento" de la zona, como lo llaman, han demolido cada uno de los ruinosos bloques de viviendas recuerdo ya lejano de una novela de Jean Genet.
Las balaustradas se concentran también detrás de la plaza de Cort. Más de media docena de casas en rehabilitación se erigen hasta la calle de la Peresa. Al llegar a Dalt Murada, una serie de edificios en la calle Bastió d´en Bestard recuerdan a una fila de adosados. El progreso se abre camino y el teatro municipal Xesc Forteza personifica este paisaje alterado. Esta infraestructura, en la nueva plaza Prevere Miquel Maura, aparece por sorpresa al turista que pasea buscando los restos del antiguo barrio judío de Palma.
La calle Joan Santander, en Santa Catalina, también se erige como símbolo de ese enfrentamiento entre el antiguo trazado de la ciudad que se pierde y las nuevas construcciones que se están levantando. Hace años, la altura de este edificio de la avenida Argentina suscitó las quejas de los vecinos por romper el sky line de la barriada. Un preludio a decenas de nuevas edificaciones que se levantan a lo largo de San Magí y aledaños. Los nuevos edificios ya no han hecho de la alzada un problema, pero los vecinos viven confundidos entre los beneficios de la rehabilitacion de es Jonquet y los restaurantes de diseño que masifican sus calles de coches.
"La arquitectura es música congelada", decía Schopenhauer. La melodía de la muralla se mezcla con el compás de las formas que aparecen desde es Baluard. La disonancia del arte refleja la nueva coexistencia líquida que vive Ciutat. Desde el Consolat de la Mar hasta los edificios escondidos en la calle Pólvora se alterna el híbrido de la piedra imbuida de hormigón. Es el fin de un epitafio para una ciudad sin tiempo para escribirlo.