22 de gener 2008

La Planícia del marqués de Campofranco

diariodemallorca.es 22-1-2008

En su época de mayor esplendor, la finca acogió a más de cien trabajadores, muchos de ellos procedentes de la península

Dispone de una vivienda principal y de otra para los temporeros que recogían oliva. Foto: Francesc Albertí

J. MORA. BANYALBUFAR. Atravesada por el antiguo camino que unía Estellencs con Banyalbufar -hoy convertido en Ruta de la Pedra en Sec- la finca de Planícia es una de las más grandes de Mallorca con sus 660 cuarteradas y es un claro ejemplo del pasado esplendoroso de la vida rural de la Serra de Tramuntana.

La finca sobre la que actualmente pende sobre el derecho de retracto que el ministerio de Medio Ambiente quiere ejercer, ocupa el 25% de la extensión de Banyalbufar y abraza una franja que va desde el mar hasta la cima de sa Mola. Lo que hoy es Planícia formaba parte de una finca todavía mayor denominada el Rafal de Planícia que poseyó el marqués de Campofranco, una familia noble que con la entrada en el siglo XX fue yendo a menos hasta que tuvo que vender parte de sus posesiones. La finca de Planícia nació entonces como tal. Con la segregación, la casa señorial se quedó en la finca matriz y en Planícia la casa "dels amos" paso a ser la vivienda de los nuevos dueños.

A finales de la década de los años treinta, tras finalizar la Guerra Civil, pasó a manos de la familia Batlle que en abril de 2007 la vendió a una sociedad de capital extranjero. Tal y como relata Francesc Albertí, presidente de la asociación Bany-Al-Bahar y amplio conocedor de la historia de su pueblo, esta familia adquirió la finca con el fin de explotar el olivo como fuente de ingresos para su industria aceitera que todavía hoy se conoce como Aceites Balle.

La finca se dedicaba mayormente al cultivo del olivo, aunque también son destacables sus encinares y la zona de huerta, situada en la cota más baja. Planícia dispone de una docena de pequeños manantiales con los que se abastecían las marjades dedicadas al cultivo de hortalizas, aunque el agua es más bien escasa debido al escaso caudal que dan estas fuentes.

Desde hace más de una década la finca no posee un posadero que se ocupe de su mantenimiento diario, por lo que su deterioro es visible en algunos lugares donde el pinar ha restado espacio a zonas de olivo. Su principal fuente de ingresos es la caza, actualmente, ya que está constituida como un coto privado. El acceso a la finca está hoy día prohibido.

Planícia dispone de dos conjuntos de casas. La vivienda principal está situada en la parte alta de la finca en una zona muy alejada y de difícil acceso, aunque la carretera que llega hasta ella está asfaltada. Su acceso no está abierto a los senderistas. El valor patrimonial de esta casa es bajo -afirma Francesc Albertí- teniendo en cuenta que esta vivienda fue la casa del posadero cuando estaba agregada a la finca Rafal de Planícia. La vivienda está en perfecto estado de conservación, tiene una superficie de más de mil metros cuadrados construidos, dispone de fluido eléctrico de la red general y cuenta con una almazara para la producción de aceite de oliva que fue mecanizada en los años cuarenta. Una casa más pequeña situada a pocos metros de la principal fue la vivienda para las personas que trabajaban como temporeros en épocas de recolección de aceitunas. Su importancia era tal que Planícia acogió en sus momentos de esplendor más de cien trabajadores, muchos de ellos procedentes de la península.

Junto a la carretera y cerca de la fuente de sa Menta, existe otra casa que está en ruinas.

La finca tiene varios cementers para el cultivo de forraje y puede presumir de ser la que mayor número de forns de calç y sitges posee en su encinar de toda la Serra de Tramuntana. Todo ello puede a pasar a ser patrimonio de todos si Medio Ambiente decide pagar los más de once millones de euros que pagaron sus actuales dueños.

El retracto de la finca nació de los banyalbufarins

Un total de catorce asociaciones y tres partidos políticos de Banyalbufar suscribieron meses atrás un documento por el que se reivindicaba la titularidad pública de Planícia. Ello se hacía tras conocerse la transacción que se realizó ante notario el 12 de abril de 2007. Francesc Albertí, presidente de Bany-Al-Bahar y una de las entidades que promovió esta iniciativa, recuerda que la Ley de Montes permite a la administración ejercer el derecho de retracto hasta un año después de haberse efectuado una transacción de compraventa inmobiliaria. De ser así el coste de la operación que ahora promueve el Ministerio de Medio Ambiente podría ser de algo más de once millones de euros.