diariodemallorca.es 16-8-2007
Las antiguas maderas policromadas permanecen apiladas y sin vigilancia en el solar anexo al viejo edificio Flex de Son Fuster, ahora de libre acceso
Opinión. El triste destino del patrimonio mallorquín en manos públicas.
Imágen: Documento de la Direción provincial
MIGUEL VICENS. PALMA. El Govern ha abandonado a su suerte los restos de los dos valiosos artesonados del siglo XIV que se quemaron el pasado enero en Palma, en el devastador incendio que el día 19 de ese mes arrasó la nave situada junto al viejo edificio Flex de Son Fuster que servía de depósito a la conselleria de Educación y Cultura.Retirada la estructura de la nave, que tras el incendio amenazaba con derrumbarse y limpiado una parte del solar, la vigilancia de guardias de seguridad privada, habitual en los primeros meses después del siniestro, también ha desaparecido. El solar tiene ahora sus puertas abiertas de par en par. Y los restos de los dos valiosos artesonados, ejemplos singularísimos del arte mudéjar en Mallorca, se encuentran al alcance de cualquiera, junto al destartalado edificio Flex, amontonados como si no fueran más que escombros inservibles, pese a que muchas de las maderas todavía conservan restos de su policromía característica.
Uno de los artesonados fue adquirido por el Ejecutivo balear en 1997 gracias a la intermediación de la casa de subastas Christie´s de Londres, que alertó al Govern de la extrañas circunstancias que rodearon la salida de la isla de la pieza. Pagó por el artesonado, que había pertenecido a Can Verí, propiedad de la familia Cotoner, poco más de 100.000 euros, lo presentó ese mismo año en el Museu de Mallorca como un ejemplo único de arte mudéjar en la isla y anunció que una vez restaurado lo colocaría en el vestíbulo del centro museístico de la calle Portella para que lo pudieran contemplar los visitantes.
El otro artesonado ni siquiera formaba parte de los fondos artísticos de la comunidad. Pertenecía a una casa ubicada en la calle Sant Gaietà cuyo propietario acabó vendiéndolo al ministerio de Cultura por 60.000 euros al no hallar respuesta por parte de las autoridades locales. En 2003 el Gobierno central lo cedió en depósito al Museu de Mallorca.
Pero en el solar donde hasta el pasado enero estuvo el depósito de la conselleria de Educación y Cultura, el Govern no sólo ha abandonado los restos de los artesonados mudéjares como si de escombros se tratara. El viento mueve de una parte a otra del solar expedientes académicos, exámenes de centros escolares y de profesores, títulos académicos encabezados con el nombre del Rey, páginas de libros y todo tipo de información administrativa de la antigua dirección provincial de Educación.
Aunque la mayoría de los papeles se han metido en nueve sacas de color amarillo situadas junto a la pila de maderas de los artesonados, las típicas sacas que se utilizan en las obras para acumular escombros, el viento y el abandono se empeñan en convertir el solar en un archivo fantasmal donde los documentos medio quemados vuelan de un lado a otro hasta quedar atrapados en los matorrales resecos que bordean la zona.
El Govern del Pacte de Progrés adquirió en 2000 a la empresa Flabesa el edificio Flex y la nave anexa que se quemó el pasado enero. La idea era que el viejo edificio, una vez rehabilitado, se convirtiera en sede de la conselleria de Cultura. Pero en 2003, con la llegada al poder del Partido Popular y la formación del nuevo Govern, el proyecto fue rechazado y se alcanzó un acuerdo con el Ayuntamiento de Palma por el que éste cedía al Govern un solar cercano al Conservatori Professional de Música i Dansa para la conselleria de Cultura y otro para la de Salud a cambio del inmueble y la nave de Son Fuster. Por su parte, el consistorio permitía que la conselleria de Educación y Cultura siguiera utilizando la nave, que ahora junto al viejo edificio Flex ha pasado a ser propiedad de Fernando Palazuelo, que ha permutado con Cort la titularidad del inmueble y el solar por las Torres del Temple.