elmundo-eldia.com 29-8-2007
-La entidad conservacionista cree que hay «demasiadas» vías en honor a militares
- Condena en cambio que se retiren los monumentos
EDUARDO COLOM.PALMA.- Estudiar otros nombres para las vías heredadas del Franquismo pero ni hablar de desmantelar monumentos. La asociación conservacionista ARCA (Asociación para la revitalización de los Cascos Históricos) habló ayer de forma oficial sobre una de las polémicas que desde hace años planea sobre las ciudades españolas: el legado patrimonial de la época franquista.
El secretario del colectivo, Joan Pascual, compareció en compañía del presidente, Pedro Ollers, para explicar la postura de una asociación experta en patrimonio que se autodefine como apolítica.
Con respecto a la nomenclatura de las calles dedicadas a soldados, tenientes, alféreces, capitanes y generales franquistas, ARCA aconseja que se revisen uno a uno y se estudie si su relevancia histórica merece bautizar con su nombre una calle y si, efectivamente, están relacionados con la historia franquista. De este modo, alegó, se pondría fin a la «desproporción» que hay entre el número de calles con nombres marciales y «la relevancia histórica del período al que representan».
En Palma hay actualmente 50 calles o plazas con nombres de militares que murieron o lucharon en la Guerra Civil (muchas de ellas bautizadas en 1942). Una parte dedicadas a soldados rasos oriundos de los barrios. «Es algo al menos desproporcionado: como si dedicáramos 50 calles a los oficiales de Felipe V». Para no incomodar a los ciudadanos con el cambio (llevan 40 años llamándose así), «se propone que éste sea gradual, que se elimine el cargo militar o que se estudien otras alternativas con topónimos de la zona». Una labor de análisis que está alentando el nuevo Ayuntamiento de Palma y en la que actualmente trabaja una comisión de expertos.
Para ARCA, en cambio, los escasos monumentos que sobreviven en Mallorca de la época franquista tienen valor en sí mismos como elementos no sólo artísticos en algunos casos sino «pedagógicos». Restos que, en palabras de Pascual, constituyen «el legado de la historia de un pueblo». Más allá de si pertenecen a una época afortunada o «intrínsecamente mala» de la trayectoria de un pueblo. «¿A alguien se le ocurriría destruir el legado [patrimonial] de la Inquisición so pretexto de que aquel fue un mal período histórico?», se preguntaba retóricamente en su comparecencia. «No: hay que sacar lecciones de la historia».
El posicionamiento ideológico o estético que cada ciudadano tenga ante estos monumentos, aclaró Pascual, es algo «íntimo, subjetivo». «Nosotros valoramos los restos desde el punto de vista pedagógico, lo que refleja la mayor cantidad posible de hechos que ha tenido Ciutat». Como legado de una época que, aunque sea reciente, no deja de ser parte de la historia de Baleares. «Para ARCA los restos de la época franquista no merecen una interpretación política sino que entran en la impronta de una época pasada».
Otra cosa, destacó Pascual, es que se estudie crear réplicas o reubicar algunas de estas obras. Algo que debería estudiar la Comisión de Patrimonio. La cual, denunció ayer Ollers, «lleva dos meses paralizada y debería ponerse ya en marcha».
Como ejemplo, Pascual se refirió a la casa natal de Adolf Hitler, reformada y cuidada por el Ayuntamiento de Braunau am Inn (Austria) como elemento importante de su historia. «Frente a ella, eso sí, se colocó una placa con una leyenda en favor de la democracia y las libertades».
El respeto por los monumentos como patrimonio sobre el que se vehicula la historia debería estar complementado, en opinión de ARCA, con el reconocimiento simbólico de todas las víctimas de la Guerra Civil, incluidas las del bando republicano. «Tal y como se ha hecho en el Ayuntamiento de Calvià, donde en un ejercicio de inteligencia un gobierno de derechas sigue cuidando el Bosque de la Memoria