La reinauguración de este espacio de la planta noble es temporal, puesto que queda a la espera de la reforma definitiva de la Secció de Belles Arts
M. ELENA VALLÉS. PALMA. Tres telas de arte barroco italiano y una escultura de Sant Sebastià acaban de establecerse indefinidamente en la Sala de l´Alcova del Museu de Mallorca, espacio que, junto a la otra sala de arte barroco de la planta noble, acaban de reabrirse al público tras tres años de cierre.
La primera obra que se distingue en la entrada de este espacio es Paris y Helena, una pieza atribuida al pintor calabrés Mattia Preti, a quien los hermanos Cotoner, grandes maestros baleares de la Obra de Malta durante el siglo XVII, le encargaron un número importante de pinturas para la isla situada entre Sicilia y África. De la pared de al lado pende Caín y Abel, tela atribuida a Filippo Vitale. La de menor tamaño, que está justo al lado, es La caridad romana, obra del pintor flamenco Niccoló de Simone. Las tres piezas, depositadas en el centro en 2003 por su propietario, Joan Puigdorfila Villalonga, están en la línea del tenebrismo de Caravaggio, con esos claroscuros tan efectistas. Las tres telas, muy oxidadas, han sido restauradas. En el depósito del museo hay cinco piezas más donadas por la familia Puigdorfila que también pasarán por un proceso de restauración.
En las salas de arte barroco del museo se exponen en estos momentos dos esculturas procedentes del Hort de la Llotja, un óleo anónimo que lleva por título La Sagrada Família i Sant Joanet, otro óleo de una anunciación, varias obras de Gaspar Oms I y II, una escultura de madera policromada de Sant Sebastià recién restaurada por el Ministerio de Cultura y las tres piezas de la colección Puigdorfila.
Estas salas de la planta noble han sido reabiertas de modo temporal al público, después de que se hayan concluido los trabajos de reordenación de estos espacios que forman parte de la Secció de Belles Arts (siglos XVI al XX), pendiente de una reforma más completa prevista por el Ministerio de Cultura.
En la dirección de esta futura modernización del centro, un arquitecto junto a un ingeniero, enviados por la administración central, estuvieron ayer ultimando la inspección de las dependencias del museo para arrancar con el proceso de elaboración de presupuestos. Para el año 2008, explicó Joana Maria Palou, directora del museo, que ya hay una asignación de Madrid que asciende a los 600.000 euros, y que espera que todo esté absolutamente terminado en 2011, año en el que se cumplirán 50 años de la creación del centro.
La primera obra que se distingue en la entrada de este espacio es Paris y Helena, una pieza atribuida al pintor calabrés Mattia Preti, a quien los hermanos Cotoner, grandes maestros baleares de la Obra de Malta durante el siglo XVII, le encargaron un número importante de pinturas para la isla situada entre Sicilia y África. De la pared de al lado pende Caín y Abel, tela atribuida a Filippo Vitale. La de menor tamaño, que está justo al lado, es La caridad romana, obra del pintor flamenco Niccoló de Simone. Las tres piezas, depositadas en el centro en 2003 por su propietario, Joan Puigdorfila Villalonga, están en la línea del tenebrismo de Caravaggio, con esos claroscuros tan efectistas. Las tres telas, muy oxidadas, han sido restauradas. En el depósito del museo hay cinco piezas más donadas por la familia Puigdorfila que también pasarán por un proceso de restauración.
En las salas de arte barroco del museo se exponen en estos momentos dos esculturas procedentes del Hort de la Llotja, un óleo anónimo que lleva por título La Sagrada Família i Sant Joanet, otro óleo de una anunciación, varias obras de Gaspar Oms I y II, una escultura de madera policromada de Sant Sebastià recién restaurada por el Ministerio de Cultura y las tres piezas de la colección Puigdorfila.
Estas salas de la planta noble han sido reabiertas de modo temporal al público, después de que se hayan concluido los trabajos de reordenación de estos espacios que forman parte de la Secció de Belles Arts (siglos XVI al XX), pendiente de una reforma más completa prevista por el Ministerio de Cultura.
En la dirección de esta futura modernización del centro, un arquitecto junto a un ingeniero, enviados por la administración central, estuvieron ayer ultimando la inspección de las dependencias del museo para arrancar con el proceso de elaboración de presupuestos. Para el año 2008, explicó Joana Maria Palou, directora del museo, que ya hay una asignación de Madrid que asciende a los 600.000 euros, y que espera que todo esté absolutamente terminado en 2011, año en el que se cumplirán 50 años de la creación del centro.