11 de febrer 2008

Plazas:Vicari Josep Llinàs. Un insólito y coqueto jardín

diariodemallorca.es 11-2-2008

El espacio ajardinado sirve de entrada y casi pórtico a la iglesia parroquial de Son Rapinya dedicada a Sant Bartomeu

Una variada y numerosa flora domina este espacio. Foto: Willy
GUILLERMO SOLER Son abundantes los templos situados en una plaza o espacio público que han servido desde los orígenes de la construcción de lugar de reunión y encuentro de feligreses y vecinos. Sin embargo en el caso que nos ocupa, el de la plaza que sirve de antesala a la iglesia parroquial de Son Rapinya -bajo la advocación de Sant Bartomeu, uno de los santos más populares en Mallorca- su función es diferente. En verdad tiene aspecto de ser un jardín, aunque una placa toponímica colocada en la fachada parroquial indica que es una plaza.

Recordando los orígenes de este templo, en un principio, fue el lugar de oración público de Son Rapinya, consagrado en 1880, aunque su construcción finalizó en 1887. Su realización se logró con las limosnas de los vecinos de la barriada, una actividad impulsada por la familia Quint Saforteza, importante terrateniente de la zona, quien donó el espacio donde se construyó lo que en sus inicios era un pequeño templo. Otra colaboración importante fue la de los payeses de los alrededores, principales beneficiarios de su construcción, ya que el nuevo templo hacía que no tuviesen que desplazarse a la parroquia de la vecina Vileta. De oratorio pasó a iglesia, alcanzando la categoría de vicaría en el año 1913. Es en 1953 cuando el obispo Joan Hervás eleva este templo a la categoría de parroquia. En el muro derecho que da a la entrada al interior de este templo, se colocó en el año 1980 una lápida de piedra que sirve para recordar una importante efeméride, su primer centenario.Para la mayoría de vecinos y feligreses de la parroquia de Son Rapinya la existencia de esta plaza ajardinada, dedicada a uno de sus más destacados vicarios, es algo normal. En cambio, quien pone pie en este espacio por primera vez, si tiene cierta sensibilidad por la naturaleza, observará enseguida que se encuentra en un lugar difícil de encontrar en otra parte de la ciudad.


Esta plaza, al mismo tiempo que es un reducido pero denso jardín botánico, dotado de una flora tan variada como exótica, también tiene algo de museo etnológico. Junto a la fachada principal de este templo, como en otros lugares de su plaza, se encuentran utensilios, máquinas y materiales utilizados en la agricultura que, hasta hace unas décadas, era el principal medio de subsistencia de la población de esta barriada. Esto cambió con la llegada del boom turístico. Fenómeno que produjo la llegada de gentes foráneas.


Una serie de palmeras de varias alturas y clases, junto a diversos tipos de cactus y piteras, entre otras plantas, decoran este pequeño jardín. Entre las plantas y arbolado, aparece un pequeño estanque. En él, habitan pececillos rojos, a los que acechan los peligros de los desperdicios y latas que arrojan algunos desaprensivos. En este espacio dominado por variadas tonalidades de verde, aparecen bastantes farolas y bancos de piedra. Frente a esta plaza discurre el Camí de Son Rapinya. Vecinos suyos son la Panadería San Bartolomé, el Bar Son Rapinya y varias casas bajas de gran antigüedad.