diariodemallorca.es 29-2-2008
CARLOS GARRIDO Desde la antigüedad, los arquitectos han tenido un prestigio social muy elevado. Sólo hay que recordar al famoso Imhotep, cuyo nombre ha quedado vinculado a la medicina y la arquitectura egipcias. Cada ciudad tiene su propio arquitecto emblemático, aquél que en un determinado momento fue capaz de diseñar y prever el urbanismo del futuro. Si en Barcelona fue Cerdà, en Palma probablemente sea Gaspar Bennàssar.
Las calles de la ciudad están llenas de su nombre. Él fue en cierto modo quien anticipó la idea de una Palma moderna, abierta a la evolución que se avecinaba e incluso inmersa en el turismo. Como arquitecto municipal tuvo gran peso en la Ciutat de los principios del siglo XX. Y como creador, adoptó a su manera los parámetros del modernismo a su propio lenguaje ecléctico, a veces clásico; pero siempre grandilocuente.
Bennàssar tiene una avenida con su nombre. Hizo esculpir su firma en los edificios más señeros que construyó. Pero hay un pequeño rincón que probablemente recuerda de una forma más sencilla y emotiva su existencia. Es la casi ignorada Font de l´Arquitecte que se conserva en el carrer Vallseca, entre el Carrer del Mar y Antoni Maura.
Esta fuente ha seguido el destino de tantas otras, y aparece en un estado bastante lamentable de abandono. Eso sí, tiene un rótulo que la identifica como tal. Y es que en esa casa nació en 1869 el Arquitecte Bennàssar. El que estaba reservado a tantas glorias en el libro de la historia.
Resulta bonito pensar que un creador como Bennàssar, amante siempre de lo recargado y lo espectacular, capaz de diseñar edificios como el antiguo Hotel Príncipe Alfonso, el bar Cristal o s'Escorxador, mantenga su recuerdo en una humilde "manxeta de carrer".
Alguna vez ya hemos aventurado que el paso a la inmortalidad no reside en las placas ni en las estatuas, sino en el recuerdo de la gente. Es una pena que esta "fonteta" permanezca como está, porque no hay recuerdo más imperecedero ni gloria más amable que servir de manadero, dar agua al pobre y al rico, al hombre y al pájaro, aliviar la necesidad y el calor. Estoy seguro de que Bennàssar estaría agradecido si la arreglasen.