diariodemallorca.es 20-10-2008
CaixaForum rinde homenaje a Ramon Llull con una exclusiva muestra donde se repasa su trayectoria personal, su obra y su leyenda a través de un centenar
de manuscritos, pinturas y representaciones iconográficas
CARLES MULET. PALMA. Nacido en Ciutat de Mallorques en un impreciso instante entre 1232 y 1233. Apodado como el ´Árabe Cristiano´, como ´Doctor Iluminado´. Adelantado teólogo, divulgador científico y prosista compulsivo, iniciador del catalán literario. Prolífico y polifacético, Ramon Llull, todavía un gran extraño para tantos. Cuatro años ha tardado en gestarse la exposición que a su vida y obra le dedica ´La Caixa´, un acurado y redentor ejercicio comisariado por Jordi Gayà que se instruye (hasta el 11 de enero) en el Gran Hotel palmesano. Historia, pensamiento y leyenda, compila la muestra, a través de un centenar de piezas que reedifican trayectoria orgánica y material del gran filósofo que Horacio de Eguía reconstruyó en bronce para avizorar el Passeig Sagrera.
"He sido un hombre vinculado al matrimonio, he tenido hijos; era discretamente rico, lascivo y mundano". Describió así el mismo Llull la primera de sus dos vidas, consumida con terrenalidad junto a Blanca Picany (y algunas declaradas más) en la corte de Jaume I. Deviene la confesión el punto de partida de la exposición, un arranque que repasa el convulso contexto histórico que enmarcaba la isla que lo vio nacer. Y que resume, a través de manuscritos, pinturas e iconografía los episodios más significativos de sus setenta y tres años vividos. Como la ´iluminación´ de Randa, evocada en dos lienzos atribuibles a Miquel Bestard (1631) y Salvador Sancho (1777). O el inicio de su predicación en mezquitas y sinagogas -los viernes y domingos- autorizada por el mismo Jaume II en un documento presente. O la fundación del monasterio de Miramar, permitida por el Juan XXI el 17 de octubre de 1276 en una bula igualmente visionable. O la casi lapidación que amenazó su vida en 1307, cuando andaba predicando en el norte de Árica, profusamente imaginada en pinturas anónimas. Con todo, gobierna este iniciático repaso el Breviculum de Thomas Le Myésier, una docena de miniaturas que ilustran su biografía. Volumen procedente de la biblioteca Landesbibliothek de Karlsruhe, es la primera vez (y probablemente la última) que se expone fuera de sus dominios. Su proyección en diapositivas, a la vera del original, permite al visitante ´hojearlo´ en su totalidad.
Finiquitada revisión de los condicionantes de Llull, la planta 1ª del CaixaForum dedica espacio a su pensamiento y obra. Preside los primeros pasos un gran árbol de la ciencia (modernizado a once televisores), un elemento con el que filósofo representó las ciencias como una suma de raíces, tronco, ramas, hojas y frutos.
El epicentro de la obra filosófica de Llull, el conjunto de reelaboraciones de su Ars, concentran buena parte del protagonismo en las siguientes salas. Con ellas (finalmente cuatro) trató de reducir el conocimiento a un limitado número de principios, de combinaciones, que se presuponían capaces de dar respuesta a todo. En la muestra se pueden contemplar copias de sus Ars compendiosa inveniendi veritatem; Ars inventiva veritatis; Ars generalis ultima; y Ars amativa, Llibre del gentil.
Ejemplares de Blanquerna, Cant de Ramon, Llibre de meravelles, Llibre de contemplació en Déu o de Disputatio Raimundi christiani et Homeri saraceni completan un generoso recorrido por los pilares de una bibliografía que computa tres centenas de textos.
El paseo por Llull termina con un homenaje a su trascendencia, al lulismo, confeccionado con extractos de obra y referencias de los influidos Bernat De Lavinneta, Giordano Bruno, Leibniz o René Descartes.