El monumento inaugurado en plena Guerra Civil quedará bajo la custodia del cronista oficial de la ciudad
Un informe de la arqueóloga municipal concluye que no hay razones para su conservación
Momento histórico en el que se quita la cruz. Foto: M. Ferragut
J. CAPÓ/ M. FERRAGUT. PALMA. Una brigada de obras dependiente del departamento de Infraestructuras procedió a primera hora de la mañana de ayer a la retirada de la cruz de los caídos situada en el Mirador de la Seu.
Erigida en plena Guerra Civil por el bando rebelde y dedicada "a los caídos por Dios y por la Patria", se trata de un monumento que, según el informe elaborado por la arqueóloga municipal, Magdalena Riera, no le es de aplicación el artículo 15.2 de la denominada Ley de la Memoria Histórica.
Este artículo señala que sólo deben conservarse los escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura, "cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas protegidas por la ley".
El decreto de retirada, firmado por la alcaldesa, Aina Calvo, se acompaña de otro informe emitido por el Cronista Oficial, Bartomeu Bestard, según el cual el conjunto constituye "un elemento simbólico, no artístico". La cruz de madera, que fue objeto de restauración hace dos años, fue depositada en el almacén de Son Pacs y ha quedado bajo "la guarda y custodia" del cronista.
La alcaldesa informó al obispado de Mallorca, a la Comandancia General y a Patrimonio Nacional de la decisión municipal. La retirada de la cruz no afectará a la celebración del Via Crucis de Llorenç Moyà, que organiza cada año el departamento de Cultura de Cort.
Patrimonio ya ordenó su eliminación
JOSEP CAPÓ. PALMA. Al "itinerario de la infamia" que recorre el 18 de julio puntos claves del golpe de Estado que desató la Guerra Civil en 1936 le faltará el próximo año una de sus estaciones: La cruz del Mirador de la Seu, levantada en homenaje "a los caídos por Dios y por España", retirada ayer.
La Ley de la Memoria Histórica ha sido decisiva para que el actual equipo de gobierno de Cort adopte esta decisión, que ya ha sido criticada por la actual portavoz del PP y ex alcaldesa, Catalina Cirer. Su argumento es utilitario: "Palma tiene necesidades más importantes que quitar esta cruz".
El mismo que seguramente aplicó cuando, hace dos años, una brigada municipal también perdió el tiempo desmontando la cruz para su reparación y colocándola nuevamente en su pedestal de piedras, o cuando a lo largo de sus cuatro años de mandato, no cambió el nombre de la Plaza del Caudillo, pese a la existencia de varios acuerdos plenarios en este sentido. Nunca había tiempo y la ciudad siempre tenía necesidades más acuciantes que atender. Cirer no llama a la insumisión, "porque las leyes se tienen que cumplir". El actual equipo de gobierno tampoco parece querer perder mucho tiempo en estas cuestiones. La cruz se retiró sin aviso previo, aunque no se puede decir que fuera con nocturnidad y alevosía, porque los trabajos comenzaron a plena luz del día.
Los intentos anteriores de suprimir la cruz no prosperaron. En en 2001, la comisión del Patrimonio del Consell de Mallorca autorizó las obras del Mirador de la Seu con la condición de que se quitara el conjunto. El equipo de gobierno de Joan Fageda se negó a aceptarla, aunque no renunció a ejecutar las obras. Ya en aquel momento, el entonces Vicario General de la Diócesis, Andreu Genovard, manifestó que el mantenimiento o no del monumento era "indiferente", puesto que "se trata de una cuestión puramente estética" en la que no quiso entrar. El representante de Arca, Joan Pascual, opinó en esta ocasión que debía retirarse "puesto que se trata de un elemento añadido entre la Catedral y la Almudaina, que carece de valor patrimonial". Un caso distinto al del monumento al crucero Baleares de sa Feixina, también en el punto de mira de la Ley.