En la excavación, que finalizó a primeros de septiembre, también apareció un aljibe del XIX
Aspecto de la excavación en el solar de la calle Colom y de algunos de los pozos para almacenar agua.
MARIANA DÍAZ . La excavación en un solar de la Plaça de Cort de Palma, que también limita con las calles Paners y Colom, ha dado como resultado el hallazgo de unas piezas de marés del siglo XVII que servían para filtrar el agua que iba a los pozos y un aljibe del siglo XIX. El arqueólogo que hizo el trabajo, Rafael Turatti, explicó que se han podido identificar conducciones naturales que llevaban el agua por debajo de la ciudad. Turatti, que pasó el mes de agosto excavando, comentó que «el proceso estuvo abierto a todo el que lo quiso visitar».
La excavación, que finalizó a primeros de septiembre, «cerró un año de estudios arqueológicos, que comenzó en octubre de 2007, y se desarrolló entres fases: un estudio de los paramentos del edificio y tres sondeos en el subsuelo, un sondeo en extensión más una excavación completa del solar que tuvo lugar el pasado mes de agosto». Así lo explica Turatti, quien ya ha entregado la memoria de todo proceso en el departamento de Patrimoni Históric del Consell.
En cuanto a los hallazgos, el experto destacó las dos piedras de marés que servían para filtrar el agua que discurría por el subsuelo antes de llegar a los pozos. «Estos filtros estaban construidos en marés con forma de tambor de columna, es decir, recortados con forma redondeada para permitir el paso del agua». El arqueólogo añade que ésta, mientras transcurría por las ranuras, fue dejando «formaciones de carbonato de calcio como el travertino» y que también encontró «materia vegetal» por el lado de los filtros «por el que discurría el agua». Precisamente una de las funciones de los mismos era parar ese material vegetal antes de que llegara al pozo. Este hallazgo apareció en el tramo del solar próximo a la calle Paners y Turatti comentó que «en Palma yo no conozco ningún paralelismo, aunque no podría asegurar si son únicos».
Respecto al aljibe del XIX, el arqueólogo señaló que se trata de una «estructura para almacenar el agua» asociada al edificio bajo el que se construyó. «Es una estructura simple construida con materiales comunes». Turatti añade que «el interior estaba limpio, excepto una fina capa de limo y sedimentaciones propias del medio acuático». También en el interior se ve «un arco que servía para sujetar unos de los muros de carga del edificio».
Finalmente, también salieron restos cerámicos del XVII «procedentes de Cataluña, dorados y policromados; de Valencia, con reflejo metálico; marmoratas y sgraffitas, de Pisa, y comunes de producción local». Turatti, que no sólo excavó el solar sino que hizo una prospección por edificios de la zona, concluye que «siguiendo el patrón de muchas ciudades mediterráneas, las viviendas del centro de Palma cuentan con un aljibe o pozo para abastecer el consumo de sus moradores y este solar es un ejemplo de ello». El subsuelo de la zona estaba lleno de pozos que cuando dejaron de usarse para almacenar agua se convirtieron en pozos negros para deshechos. En ellos halló vertidos de restos de ánforas romanas y de huesos humanos de niños de corta edad.
Aspecto de la excavación en el solar de la calle Colom y de algunos de los pozos para almacenar agua.
MARIANA DÍAZ . La excavación en un solar de la Plaça de Cort de Palma, que también limita con las calles Paners y Colom, ha dado como resultado el hallazgo de unas piezas de marés del siglo XVII que servían para filtrar el agua que iba a los pozos y un aljibe del siglo XIX. El arqueólogo que hizo el trabajo, Rafael Turatti, explicó que se han podido identificar conducciones naturales que llevaban el agua por debajo de la ciudad. Turatti, que pasó el mes de agosto excavando, comentó que «el proceso estuvo abierto a todo el que lo quiso visitar».
La excavación, que finalizó a primeros de septiembre, «cerró un año de estudios arqueológicos, que comenzó en octubre de 2007, y se desarrolló entres fases: un estudio de los paramentos del edificio y tres sondeos en el subsuelo, un sondeo en extensión más una excavación completa del solar que tuvo lugar el pasado mes de agosto». Así lo explica Turatti, quien ya ha entregado la memoria de todo proceso en el departamento de Patrimoni Históric del Consell.
En cuanto a los hallazgos, el experto destacó las dos piedras de marés que servían para filtrar el agua que discurría por el subsuelo antes de llegar a los pozos. «Estos filtros estaban construidos en marés con forma de tambor de columna, es decir, recortados con forma redondeada para permitir el paso del agua». El arqueólogo añade que ésta, mientras transcurría por las ranuras, fue dejando «formaciones de carbonato de calcio como el travertino» y que también encontró «materia vegetal» por el lado de los filtros «por el que discurría el agua». Precisamente una de las funciones de los mismos era parar ese material vegetal antes de que llegara al pozo. Este hallazgo apareció en el tramo del solar próximo a la calle Paners y Turatti comentó que «en Palma yo no conozco ningún paralelismo, aunque no podría asegurar si son únicos».
Respecto al aljibe del XIX, el arqueólogo señaló que se trata de una «estructura para almacenar el agua» asociada al edificio bajo el que se construyó. «Es una estructura simple construida con materiales comunes». Turatti añade que «el interior estaba limpio, excepto una fina capa de limo y sedimentaciones propias del medio acuático». También en el interior se ve «un arco que servía para sujetar unos de los muros de carga del edificio».
Finalmente, también salieron restos cerámicos del XVII «procedentes de Cataluña, dorados y policromados; de Valencia, con reflejo metálico; marmoratas y sgraffitas, de Pisa, y comunes de producción local». Turatti, que no sólo excavó el solar sino que hizo una prospección por edificios de la zona, concluye que «siguiendo el patrón de muchas ciudades mediterráneas, las viviendas del centro de Palma cuentan con un aljibe o pozo para abastecer el consumo de sus moradores y este solar es un ejemplo de ello». El subsuelo de la zona estaba lleno de pozos que cuando dejaron de usarse para almacenar agua se convirtieron en pozos negros para deshechos. En ellos halló vertidos de restos de ánforas romanas y de huesos humanos de niños de corta edad.
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