Última Hora Digital 1-9-2007
Se trata de un fragmento del tercer recinto, que se construyó con la llegada de los musulmanes en el siglo IX
DOLORES LADARIA. Pedro Alcántara Peña escribió en 1882 un libro titulado Antiguos recintos fortificados de Palma y en él explicaba que la ciudad, a lo largo de su historia, había estado rodeada por cinco recintos de murallas. El primero (Zuda) era muy pequeño y lo formaba el muro que cierra el Palacio de la Almudaina; el segundo (Almudaina) se expansionó hacia el Este y el Norte, la línea ocupada por este recinto se iniciaba a partir de la torre del Castillo vecino al Mirador, formando un elevado muro hacia la esquina del Palacio Episcopal que mira al Sudeste. En ese punto formaba una ángulo recto y se dirigía por la actual divisoria entre el huerto llamado de Palua y el fondo de las casas del lado Oeste de la calle Miramar; cruzaba por la línea divisoria interior de las casas de la acera de la Almudaina, se introducía en la actual manzana del Ajuntament y salía a la calle de Palacio por el límite Oeste del actual edificio del Consell, continuaba en línea recta a la calle de la Victoria hasta la Torre d’en Figuera que formaba ángulo; en ese punto el muro tomaba la dirección Sudoeste, en dirección a la escalera dels Polls, y seguía paralelo a la actual calle Conquistador, la que se llamó Torretes, terminando en la Torre que estaba situada en el arranque de la Costa de la Seu.
Con la llegada de los musulmanes a la Isla en el siglo IX, la ciudad ya no cupo en este pequeño espacio y tuvo que ampliarse el recinto de las murallas por tercera vez. Esta ampliación ha suscitado una polémica entre los historiadores, mientras durante mucho tiempo se aceptó que existió un tercer recinto de las murallas, los trabajos de Magdalena Riera (Evolución urbana i topográfica de Madina Mayûrqa,1993) modificaron la concepción que había acuñado P. Alcántara Peña de la ciudad, Riera propuso una nueva lectura del Liber Maiolichinus y estableció que los recintos murarios fueron el qasr, que ocupaba el actual Palacio de la Almudaina y el solar del antiguo convento dominico adosado a él; el recinto de Al-mudayna, limitado por la antigua muralla romana, aunque seguramente modificada en las épocas emiral o califal, entre ambos formarían el primer recinto o recinto interior y afirmaba que no existía ningún recinto murario que separase Arabatalgidit (Arrrabal Nuevo), que ocupaba el espacio conocido como Vila de Baix, de Bebelgidit (Puerat Nueva) que ocuparía el espacio conocido como Vila de Dalt, y consideraba que el momento justo anterior a la construcción del recinto exterior la ciudad vendría definida por una madina (el recinto de la Almudaina) con un rabad (Arrabal Nuevo) y un recinto palatino, qasaba. Niega por tanto la existencia del tercer recinto que Pedro de Alcántara Peña dibujo en su plano de recintos murarios de la ciudad de Palma, y esta es la cuestión que motiva este artículo.
Según Juan Tous Meliá (Palma a través de la Cartografía, 1596-1902) el tercer recinto de Peña «a la luz de la arquelogía y de las fuentes documentales es actualmente indefendible». Yo quisiera discutirlo, si bien las fuentes documentales parecen ratificar las afirmaciones de la historiadora Magdalena Riera, la arqueología y el trazado de las calles de la zona de Gerreria parecen cuestionar esta afirmación. Observando el trazado del tercer recinto de las murallas de Palma en el plano de P. Alcántara Peña y los restos aparecidos en el edificio derribado en la calle Hostal d’en Bauló esquina calle Gerreria, comparando el material y la forma de construcción de este fragmento de muro aparecido en los citados restos del derribo con la muralla árabe que se puede observar en la plaza de la Puerta del Campo o en la Puerta del Temple, se observan similitudes en la forma de construcción y el tallado de las piedras, que además sugieren que allí pudo haber una torre de la muralla (que fue integrada en otras construcciones posteriores) que formaba parte del tercer recinto dibujado por P.Alcántara Peña en su plano. Por otra parte, es fácil observar que en el trazado viario de las calles de la ciudad se puede dibujar perfectamente una calle que coincide con la que iría a la par de la citada tercera muralla dibujada por P.A. Peña y pasa por el citado punto en donde se halla el muro en cuestión.