diariodemallorca.es 9-9-2007
Un equipo del Taller de Restauració del Bisbat de Mallorca trabaja para borrar el paso del tiempo del Retablo y la figura del Santo Cristo de la parroquia palmesana. Ya han superado el ecuador de su cometido
imágen: Los serafines y angelitos del retablo han recibido también los mimos de los técnicos restauradores.
CARLES MULET. PALMA. Siguen con su particular cruzada por darle brillo al pasado. Por hacer del paso del tiempo algo menos evidente. Grieta a grieta. Pincelada tras pincelada.
El Taller de Restauració del Bisbat de Mallorca que dirige Antònia Reig ha traspasado el ecuador de su último cometido. La mitad de las cinco semanas que decidieron necesarias para recuperar para el presente el Retablo y la figura del Santo Cristo de la parroquia palmesana de Santa Creu. "No está siendo un trabajo excesivamente complicado, al menos nada que se salga de los parámetros habituales", asegura Reig. Traducido, a grandes rasgos, esto pasa por una limpieza superficial y desinfección de las piezas, su limpieza química, la consolidación de sus estructuras, la reintegración volumétrica y pictórica de algunos elementos y diversas tareas destinadas a la protección del conjunto (barnizados...). Una labor ciertamente rutinaria que en esta ocasión ha recaído sobre Mª Francisca Jaén, Marta Díaz, Magdalena Escales y Catalina Mas. Aún así, el equipo de restauradoras no olvida que su delicada profesión les condena a no poder arrepentirse de sus decisiones. A estudiar hasta el extremo cada una de sus movimientos. A poner todo el cuidado y mimo posible.
Treinta mil euros han sido necesarios para afrontar un nuevo trabajo que fue aprobado hace tan solo dos meses. El Consell, a priori comprometido, ha aportado al final cerca de seis mil, una cifra tan necesaria como, a la postre, casi testimonial. Las obras empezaron el pasado 20 de agosto. Está previsto que finalicen el próximo 25 de septiembre. Una doble empresa que contempla, por un lado, el ´rescate´ de la imagen del Santo Cristo, y por otro del poderoso retablo barroco -de 4'90 por 9 metros- que le da cobijo. Dos piezas unidas por la historia que hoy, a pesar de sus distintos orígenes, es difícil imaginar por separado.
Dos historias
Sepultada en una pared, la Santa Figura fue encontrada, por casualidad, en la calle de Sant Llorenç. Corría el siglo XVI. Todo parece indicar que la imagen -un Cristo agotado, que acaba de expirar- llevaba escondida allí desde tiempos de la última conquista moruna, momento en el que algún devoto decidió esconderla. "Gran reverència se deu / a vostra imatge sagrada / dins una paret trobada, / Santo Cristo de Santa Creu", rezaban los cantos de la época. Trasladada finalmente a la parroquia entorno a 1587, la devoción por esta figura fue creciendo de una manera casi geométrica. "Con el Santo Cristo estamos trabajando sobre todo en su limpieza", comenta la directora del Taller. "La grasas de los cirios y las manos devotas tienen especial culpa".
El Retablo nació con posterioridad. Su autoría hay que firmarla, principalmente, a cuatro manos. Las de Pere Joan Pinya, que lo proyectó y ejecutó su primera parte, y las de el escultor Rafel Torres, que lo concluyó entorno a 1661. Los dorados, fueron trabajados por Mateu Moyà y Agustí Rossinyol. La escena del Descendimiento, pintada por Bernat Riera. El resto por Josep Dardaron.
El retablo, que ha resistido peor el paso de los años que el Santo Cristo, fue trasladado junto con la figura a la capilla cercana al prebisterio -su emplazamiento actual- en 1951. Un atrevido proyecto de Pere Sureda que nacía con objeto de facilitar el encuentro entre la obra y los feligreses. "La mayor parte de las intervenciones que ha sufrido el Retablo son de esta fecha", comenta Reig. Nada convencida del trabajo que se hizo entonces, paradójicamente, el trabajo actual de restauración se centra en buena parte en corregir los últimos arreglos que sufrió la obra. "Hemos encontrado muchos clavos y muchas purpurinas que hemos tenido que eliminar".
Faltan escasos días para que las dos piezas vuelvan a lucir sus mejores galas. Para que Santa Creu luzca orgullosa su pasado. Una semana, en definitiva, tras la cual Reig y compañía emprenderán rumbo a la parroquia de Muro para ´rescatar´ dos de sus retablos.