La pieza es de la misma tipología que la de Sant Gaietà, quemada el pasado 19 de enero en una nave de Son Fuster y cuyos restos, con restos de policromía, fueron abandonados después por el Govern
Imágen: Detalle del artesonado fechado en el siglo XV. Se aprecían las líneas en zig zag en dos colores.
MIQUEL VICENS. PALMA. Los artesonados mudéjares de Can Verí y Sant Gaietà, destruidos en el incendio que el pasado 19 de enero arrasó la nave de la conselleria de Educación y Cultura, no son, como se creía hasta el momento, los últimos vestigios de esta tipología decorativa en Mallorca. La noticia de la desaparición total del primero y del abandono del segundo ha coincidido en el tiempo con la recuperación de la techumbre mudéjar de Sant Pere i Sant Bernat, un trabajo de las restauradoras Isabel Adrover y Cristina Planas que ha contado con un presupuesto de 6.000 euros aportados en su totalidad por el cabildo catedralicio.
Imágen: Detalle del artesonado fechado en el siglo XV. Se aprecían las líneas en zig zag en dos colores.
MIQUEL VICENS. PALMA. Los artesonados mudéjares de Can Verí y Sant Gaietà, destruidos en el incendio que el pasado 19 de enero arrasó la nave de la conselleria de Educación y Cultura, no son, como se creía hasta el momento, los últimos vestigios de esta tipología decorativa en Mallorca. La noticia de la desaparición total del primero y del abandono del segundo ha coincidido en el tiempo con la recuperación de la techumbre mudéjar de Sant Pere i Sant Bernat, un trabajo de las restauradoras Isabel Adrover y Cristina Planas que ha contado con un presupuesto de 6.000 euros aportados en su totalidad por el cabildo catedralicio.
La pieza fue hallada de forma casual en el año 1997 en una casa de origen medieval de Palma. Ese año, la Catedral de Mallorca se puso en contacto con la doctora en Historia del Arte Elvira González, directora del Museo de Lluc, para que realizara un control arqueológico de unas obras de derribo en el número 3 de la calle Sant Pere i Sant Bernat de Palma, muy cerca del portal del Mirador de la Seu.
"Entre los descubrimientos que se realizaron en aquella antigua vivienda destacó sobre los demás el de un artesonado de estilo mudéjar fechado en el siglo XV, unos cincuenta años más moderno que el de Sant Gaietà, que desde el siglo XIX permanecía oculto tras una capa de papeles de periódico, que a su vez había sido cubierta por otra de papel pintado típico de la época", explica González. "Tenía unas dimensiones de 15 por 6 metros y se encontraba en el studium de la vivienda, una dependencia situada a la izquierda del zaguán", detalla. "Al igual que el artesonado de Sant Gaietà, el de Sant Pere i Sant Bernat también era bicolor, con líneas en zig zag de trazo rojo y azul verdoso. Pero a diferencia de ése, no estaba decorado con la estrella de ocho puntas característica del arte mudéjar", desveló la directora del Museo de Lluc.
Elvira González dio la noticia del descubrimiento a los responsables del Cabildo, escribió un informe para la Societat Arqueològica Lul·liana, como ya había escrito uno con anterioridad sobre el artesonado de Sant Gaietà, y seguidamente las piezas se desmontaron y enumeraron. Pero la techumbre se almacenó en la Catedral y hasta diez años después no se tomó decisión alguna sobre su futuro. La espera terminó hace ahora dos meses y medio, cuando finalmente se encargó la recuperación del valioso artesonado a las restauradoras Isabel Adrover y Cristina Planas.
"Con anterioridad al desmonte de la pieza, el alfarje ya poseía daños de gravedad", relata Isabel Adrover. "Había perdido sus partes estructurales y se encontraba seriamente degradado debido a la acumulación de materiales sobre la capa pictórica de cada una de las vigas (carbonato cálcico, papel de periódico del siglo XIX y papel pintado). Las piezas se encontraban almacenadas y en un avanzado estado de deterioro", apunta. "Pero el trabajo de salvaguarda de una de las pocas techumbres mudéjares que quedan en Mallorca ha tenido un resultado muy positivo -sostiene la restauradora-, ya que han salido a relucir los motivos en zig zag, del mismo patrón decorativo del escudo de los Montanyans, los antiguos propietarios de la casa".
Adrover señala dos fases en la intervención. Por una parte, la conservación material de la techumbre mediante la consolidación y recuperación de la madera, muy deteriorada por el ataque de insectos xilófagos. Y, por otra, la restauración propiamente dicha, con el objetivo de devolverle a la pieza sus valores originales documentados. En esta segunda fase, subraya Adrover, se llevó a cabo la fijación de la capa pictórica, la limpieza y, finalmente, la reintegración pictórica para que el artesonado recuperara su cromatismo original, una tarea realizada con materiales reversibles por si en el futuro se juzgara que la intervención no siguió camino adecuado, a la luz de nuevos conocimientos.
Una vez restaurado el artesanado, el objetivo es volver a montarlo, indicó Isabel Oliver. Después, su destino podría estar en el Museo de Lluc, si se mantiene la voluntad de la Catedral de exhibir la pieza allí de forma permanente.