Está formada por la unión de varias antiguas calles, manteniendo en la actualidad una larga tradición comercial
Hace siglo y medio que los ´bastaxos´ dejaron de esperar clientes en Jaume II. Ahora, mantiene un reclamo comercial importante.
GUILLERMO SOLER De entre el dédalo de callejuelas que alrededor de la plaza de Cort se perdían hacia la actual plaza Major, la parroquia de Sant Nicolau y la Rambla en tiempos medievales se encontraban las que a mediados del siglo XIX llegaron con los nombres de Sabatería, Agustí Antoni, Sagell o de Bastaxos. Estas calles que, respectivamente, iban desde las de Cestos a Cort, de Baratillo a Cestos y Baratillo a Capitá Maura, esta última aún existente y que enlaza con la de Colom, se reunificaron en una a la que se dio el nombre, en 1862, de Jaume II, uno de los monarcas más benefactores que tuvo el reino de Mallorca.Todavía queda gente en esta calle como Joana Zanutel, la tercera generación de propietarios de Fancy, un establecimiento abierto en 1927 y que en los años del boom turístico se reconvirtió en tienda de recuerdos y efectos militares, entre otras especialidades, que recuerda como mucha gente la denominaba des Bastaxos. Estos eran mozos de cuerda que esperaban junto a Cort a que les encomendaran un transporte. Si bien, uno de los establecimientos más antiguos de esta calle sea la farmacia, actualmente regida por los licenciados en dicha especialidad V. Vanrell y G. Ramis. El recuerdo de una segunda farmacia, situada en la parte más cercana a Cort, aún se mantiene.
El turismo, en temporada baja o alta, especialmente cuando no puede ir a la playa, suele adueñarse en esta calle dedicada al penúltimo Rey de Mallorca. Y tiene su explicación ya que, a pesar de la movilidad comercial que ha tenido en los últimos años, debido a cambios de negocios en los locales allí ubicados, mantiene una serie de establecimientos muy variados. Muestra de esa movilidad es una zapatería que ocupa lo que fue una juguetería. Lo mismo sucedió con óptica Soler cuyo local está ocupado por un negocio de modas. Lo que actualmente es un negocio dedicado a zumos tropicales estuvo la Pastelería Moll.
En tiempos pasados, según recuerda Joana Zantel, pasaba una procesión de Semana Santa por esta calle. Recuerdos infantiles que también tienen vecinos de esta calle, como cuando en las Navidades de antaño la calle se llenaba de niños que iban a ver los escaparates de la mencionada y desaparecida juguetería. Señores de edad añoran la desaparecida tienda de caballeros Riera y Pizá. Algo de lo mismo sucede con la papelería de las hermanas Serra Ferrer, que cerró hace años.
Uno de los escaparates que sigue captando la mirada de mallorquines y visitantes es el de La Montaña, negocio de los antiguos de Jaume II y famoso por sus productos isleños como sobrasadas y quesos. Fundada en 1925, también sigue la Joyería Conrado. Lo mismo sucede con Paraguas, establecimiento especializado en abanicos, paraguas, bastones y guantes. Desde 1930 sigue abierta la Zapatería Estarellas. También tiene su veteranía Can Guardiola. La Parisién, de moda de hombre, mantiene su sello no lejos de una antigua mercería. Hará cerca de 30 años la tienda de moda masculina Mercadal dejó Tous y Maroto para instalarse en Jaume II. El tono señorial lo sigue dando la joyería que hace esquina con la Costa d´en Brossa.