19 de setembre 2007

Cort prescinde de los técnicos de la Comisión de Centro Histórico para influir en sus dictámenes

elmundo-eldia.com 19-9-2007

Remodela el órgano que vigila el patrimonio para que el peso de las resoluciones caiga en los políticos

ESTEBAN URREIZTIETA. PALMA.- El Ayuntamiento de Palma ha reestructurado por completo la composición de la Comisión de Centro Histórico para poder controlar a partir de ahora sus dictámenes. El Consistorio comandado por el PSOE ha decidido, como primera medida, vaciar de técnicos independientes el órgano encargado de velar por la protección de los edificios o de aquellas zonas que merecen ser preservadas atendiendo a su interés cultural.
El Ayuntamiento dirigido por la alcaldesa Aina Calvo ha preservado, eso sí, una mínima cuota de especialistas a los que relegará a un papel meramente simbólico y hará que el peso de los dictámenes recaiga única y exclusivamente sobre los cargos políticos. Se acabarán así las incómodas resoluciones de la Comisión de Centro Histórico que daban al traste con un buen número de iniciativas políticas, simple y llanamente porque contravenían el interés general.
Y es que cabe recordar que la importancia de las decisiones de este organismo es tal que los técnicos municipales no están autorizados a conceder licencias de obras si la Comisión de Centro Histórico se opone. Y no hay ninguna otra alternativa. Si este organismo se postula a favor de la protección de una zona o de una edificación, no queda otra opción que preservarla.
Hasta ahora y bajo el mandato del PP, la Comisión de Centro Histórico contaba con un total de 18 vocales. Todos ellos con voz y voto. Ahora el número de los mismos se reduce drásticamente y queda fijado en apenas una decena.
Clase de vocales
Pero es que, además, se introduce una diferenciación inédita hasta el momento. Ya no gozarán todos ellos de la misma consideración. Habrá, por primera vez desde su creación, clases. Con voz y voto y con voz pero sin capacidad decisoria alguna. Integrantes de primera y de segunda categoría.
La Comisión seguirá estando presidida por la alcaldesa de Palma. Si durante los últimos 4 años lo ha venido haciendo Catalina Cirer, Aina Calvo la relevará en su puesto. Pero de ahí en adelante todo son cambios. En lugar de haber un solo vicepresidente, el concejal de Vivienda, ahora habrá dos.
El puesto que ostentaba el popular José Manuel Sierra pasará a manos de la regidora de Cultura, Patrimonio y Política Lingüística, Nanda Ramon. Ella, la principal impulsora de la renovación, será la vicepresidenta primera. La segunda de las vicepresidencias correrá a cargo de la directora de Patrimonio, Archivos y Bibliotecas.
El núcleo duro
Habrá cinco vocales de categoría superior, en su mayoría, de tinte político. Entre ellos, el gerente de Urbanismo; y el concejal de Vivienda. Les acompañarán un representante del Colegio de Arquitectos; el de la Universidad de las Islas Baleares (UIB); y otro del Colegio de Licenciados. Éste será el núcleo sobre el que gravitarán las decisiones. La Comsión la completarán, «con voz pero sin voto» los verdaderos expertos en la materia.
Es decir, el jefe de la Unidad Técnica de Centro Histórico; la arqueóloga municipal; un representante de la entidad conservacionista ARCA; y otro de la Sociedad Arqueológica Luliana.
Si nos fijamos en el modelo anterior, frente a 8 representantes políticos, había nada menos que 13 técnicos. Así, el peso de las determinaciones de unos y otros, todos ellos con voz y voto, era el mismo. Con la peculiaridad de que la proporción de técnicos era de casi el doble y en el resultado final primaba siempre el criterio de los expertos. Ahora sin embargo la balanza se inclinará del lado opuesto, pesando más los criterios políticos que los estrictamente culturales y, en definitiva, de interés general.

EL MUNDO OPINA:Un mal precedente

Por si no tuviéramos precedentes por doquier -la protección del edificio de Gesa, el deterioro del barrio de Sa Gerreria de Palma, la ruina del casco histórico de Manacor, la suspensión cautelar de las obras de Son Espases en busca de restos arqueológicos- de cómo las gastan los políticos cuando hacen uso de su discrecionalidad protegiendo bienes patrimoniales y declarando BICs, nos viene ahora esta modificación de la Comisión del Centro Histórico que pretende invertir la proporción de técnicos y políticos en su composición a favor de estos últimos. Una politización que en poco va a contribuir a mejorar -sí a empeorar- la operatividad de la susodicha Comisión, ni el rigor de los criterios de evaluación ni en la toma de decisiones. En efecto, la discrecionalidad de los políticos deviene demasiado a menudo en pura y dura arbitrariedad en la utilización torticera de, en este caso, el patrimonio para intereses espurios y luchas partidistas.


Exigieron a Munar derribar la sede de Gesa y retrasaron su Teatro Principal

La Comisión de Centro Histórico de Cort se ha caracterizado durante los últimos años por adoptar decisiones nada políticas. La más sonada, la exigencia al Consell de Mallorca de que derribara la sede de la eléctrica Gesa-Endesa en Baleares. El criterio de este organismo estuvo respaldado por una amplia mayoría de sus miembros. Diez votos a favor y cinco en contra hicieron que la posición oficial fuera un rechazo absoluto al expediente de protección del controvertido edificio.
Este dictamen colisionó directamente con los intereses del Consell de Mallorca que dirigía Maria Antònia Munar. Pero no fue el único que incomodó las decisiones políticas de una Unió Mallorquina (UM) que ha decidido que la alcaldesa sea ahora Aina Calvo.
La Comisión de Centro Histórico también impidió a Munar levantar una planta más en el Teatro Principal. Y sus resoluciones impidieron que el Consell de Mallorca pudiese inaugurar su iniciativa estrella con la preceptiva licencia municipal antes de las elecciones al considerar que no había subsanado todas las deficiencias. Hasta la recalificación de la finca de Son Espases para edificar el nuevo hospital tuvo que contar con el beneplácito de este organismo.


Echa al obispado, a los aparejadores y a la directora del Museo de Mallorca

El teniente de alcalde de Bienestar Social, Participación y Cultura, Eberhard Grosske, y la regidora de Patrimonio y Política Lingüística, Nanda Ramon, han decidido eliminar de golpe de la Comisión de Centro Histórico algunas de sus figuras clave. Abandonan la misma por decisión del dúo Grosske-Ramon, entre otros, el cronista de la ciudad, Bartomeu Bestard; el jefe del Área de Mantenimiento del Ayuntamiento de Palma, Pau Socías; el arquitecto del obispado, Sebastià Gamundí; así como el doctor en Historia, Guillem Rosselló.
Pero también dejarán, no ya de tener voz y voto, sino simplemente de estar, como ocurrirá con los anteriores, la directora del Museo de Mallorca, Joana M. Palou; y el representante del Colegio de Aparejadores, Jaume Gibert.
Figuras como la del tradicional representante de ARCA Josep Massot o la de Antonio Mut en representación de la Sociedad Arqueológica Luliana pasarán a contar con un papel meramente presencial, cuasi decorativo.