diariodemallorca.es 24-7-2009
JOAN RIERARIERA.DIARIODEMALLORCA@EPI.ES Mercados en tránsito, el de Sant Ferran hacia Supercor. Mercados que luchan por la supervivencia, el del Tenis y el de Llevant. Mercados que mantienen su carácter, el de Santa Catalina y el de Pere Garau. Y un único mercado central, el de l´Olivar. L´Olivar es nieto de la plaza del Mercat, donde desde el siglo XIII se tiene documentada la actividad comercial, o de la plaza Major, donde hasta avanzado el siglo XX bullía la actividad de verduleros, carniceros y pescaderos bajo los cobertizos construidos para proteger de la lluvia y el sol a los vendedores. Si los abuelos son claros, la paternidad resulta más discutible. El actual mercado de l´Olivar comenzó a plantearse como una necesidad ya a finales del siglo XIX. Las nuevas corrientes urbanísticas que llegaban desde Europa otorgaban mucha importancia a la salubridad. La construcción de modernas instalaciones donde satisfacer las necesidades alimentarias de la población constituía una prioridad. Gaspar Bennazar ya diseñó en 1914 un proyecto para edificar el principal mercado de abastos en el solar que había ocupado un convento de monjas derribado en 1889. Proponía una especie de gran plaza en forma de hemiciclo junto a la calle Sant Miquel, que se convertía en el pórtico de entrada a las nuevas instalaciones.Guillem Forteza criticó la propuesta de Bennazar y presentó dos proyectos. El de 1935, de corte racionalista, preveía un único edificio con dos cuerpos, uno para verduras y carne y el otro para el pescado. Forteza tampoco vio realizada su idea. Ya en la posguerra fue Gabriel Alomar quien en su plan de reforma interior retomó la idea del mercado de l´Olivar, pese a reconocer que "nuestros municipios venía fracasando en sus intentos de construcción del nuevo mercado, por gestión directa, desde hacía cuarenta años". Finalmente fue el arquitecto valenciano Vicente Valls i Gadea, quien dibujo los planos del actual mercado. Con retoques a cargo del propio Alomar y de Enrique Juncosa, fue inaugurado en 1951.Post scriptum. Parte de los datos de este artículo están tomados de la monografía Guillem Forteza, urbanista de la que es autor Miquel Seguí Aznar. El catedrático de historia del arte fallecido hace unos días es quien más ha trabajado en la divulgación de la arquitectura moderna y contemporánea de Palma. Sirva este texto de breve homenaje al gran profesor.