diariodemalllorca.es 26-7-2009
La gestión de los bienes culturales en los dos últimos años se debe al joven político del PSM, que ha tenido que dejar el consistorio pollencí "porque el día no tiene más horas"
Biel Cerdà, en el yacimiento de Pollentia, opina que es prioritario apoyar al colectivo de arqueólogos. Foto: Guillem Bosch
M. ELENA VALLÉS. PALMA. –¿Cómo afectará a Mallorca la dimisión del director de Bellas Artes del ministerio de Cultura, el último hombre de Molina?
–Puede que en la entrada del Estado al Consorcio de Pollentia. Es algo que pasaba directamente por las manos de José Jiménez, pero existe un compromiso verbal de la ministra.
–¿Habrá menos dinero de Madrid para Patrimonio?
–Sí, el subdirector general del ministerio, Luis Lafuente, nos lo dijo la semana pasada. Pero el dinero destinado a cine se quedará igual. Cuando nombraron a González-Sinde ministra, los que gestionamos patrimonio en este país nos pusimos a temblar.
–Han dado pasos importantes con los castillos ruinosos de la isla, pero prometieron hace dos años un plan de gestión de Patrimonio.
–Ya está hecho. Esperemos que se apruebe en otoño.
–¿Cómo se encontraron el departamento al entrar?
–Desde el principio, intentamos estructurar el servicio, adaptarlo a sus recursos reales. Llevamos meses poniendo las bases para una buena gestión. Nuestro mayor problema es que la preparación de la ponencia técnica y la comisión absorbe el 95% del tiempo de nuestro personal.
–¿Cuántas personas necesitaría?
–Ahora somos 26 en el departamento, entre funcionarios y la brigada. Podríamos reforzar con 6 o 7 personas más.
–¿Hacen horas extra?
–Sí, sin cobrarlas. Estoy muy contento con los trabajadores, están muy implicados. Patrimonio es un departamento de mucha responsabilidad. He tenido que renunciar a mi cargo de concejal de Cultura en Pollença.
–Aciertos a media legislatura.
–Hemos conseguido un compromiso con el ministerio para redactar nuestra carta arqueológica subacuática; tenemos las reformas en Santueri y el Castell de Alaró y el nuevo sistema de otorgar subvenciones para las campañas de excavación.
–Bueno, cuando se publicaron las ayudas, algunas excavaciones ya estaban empezadas. Y algunos investigadores cancelaron los trabajos por falta de dinero.
–No fue culpa nuestra. Hacía tiempo que teníamos lista la convocatoria, pero tenía que pasar por Fiscalización, como todas las ayudas, y todo se retrasó más de la cuenta.
–Otro retraso: el cierre de Son Rossinyol. Lo criticaron duramente en 2005, cuando Unió Mallorquina (UM) lo abrió, y ustedes aún pagan el alquiler.
–No podíamos cerrarlo de golpe. Había material de algunos arqueólogos, la brigada de patrimonio tenía ahí sus cosas, había una barca que compró el Consell para formar a arqueólogos subacuáticos y también había materiales de la Síquia de´n Baster. No podíamos dejar todo esto en la calle.
–Lo que se suponía centro de arqueología, ¿era sólo un almacén?
–Era un pseudoalmacén. La esencia de Son Rossinyol como centro arqueológico es buena, pero no arrastraba una actividad que hiciera pensar que se trataba de un lugar imprescindible. El 85% de las excavaciones son urbanas, generan mucha actividad investigadora. Pero por contra, nosotros recibimos muy pocas peticiones para limpiar e identificar material en Son Rossinyol.
–Pese a ello, trasladarán el centro a Son Tous.
–Hay que estudiarlo. El espacio será más pequeño que Son Rossinyol, menos costoso. Por ley, no estamos obligados a crear un centro así, pero los arqueólogos son un colectivo al que se ha de ayudar.
–¿Es una anomalía que el Consell detente las competencias en patrimonio pero que el Museu de Mallorca lo gestione la conselleria de Cultura del Govern?
–Sí. Lo más lógico es que también lo gestionáramos nosotros. Pero siempre digo: sí a más competencias, pero mayor dotación económica. Tenemos las competencias de cultura y patrimonio, pero el contacto con Madrid no es directo, sino a través de la conselleria de Cultura del Govern.
–¿Qué costaría elaborar la carta arqueológica de la isla?
–Cuatro millones de euros.
–Y tiene 2,5 millones de presupuesto. ¿Qué le podrían dedicar?
– Y piensa que un millón es sólo para pagar el personal. No podríamos aportar ni 500.000 euros. Madrid y el Govern debería poner el resto.
–La Ley de Patrimonio Histórico de Balears ya tiene diez años. ¿Se ha quedado antigua?
–Estudiamos cambiar la ley para evitar demoliciones vergonzosas, como la de Can Dols en Calvià o el Quarter de Carabiners de Ses Salines. La ley debería dar potestad al Consell para que obligue a los ayuntamientos a introducir en su catálogo edificios que merecen cierta protección.
–Los promotores deben odiarle.
–(Ríe). Otra de las cosas que les está molestando son las muchas declaraciones de BIC de conjuntos históricos de pueblos de la isla. Estamos evitando así muchos destrozos urbanísticos.
–Hay muchos BIC de propiedad privada que se caen a trozos.
–Informamos siempre al propietario que cuenta con subvenciones para arreglar el inmueble, pero, en muchas ocasiones, no se presentan a las convocatorias. En casos extremos, debemos tramitar una orden de ejecución para entrar a reformar de urgencia. El problema es que la intervención la paga el Consell, con su pequeño presupuesto, y luego ya se embarga al propietario. Pasan años hasta que la institución recupera el dinero.
ARCA demana la protecció de Can Dols i 44 habitatges urbans més de Calvià
ARCA lamenta que l'Ajuntament de Calvià no hagi volgut protegir Can Dols
Quarter de Carrabiners de la Colònia de Sant Jordi
26 de juliol 2009
Biel Cerdà, Director general de Patrimonio: ´Cambiaremos la ley para que no se repitan demoliciones vergonzosas como la de Can Dols´
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