15 de juliol 2009

Monstruos en Can Catlar

diariodemallorca.es 15-7-2009


La imágen de Lucrecia en Can Catllar

JOAN RIERA. Los edificios más relevantes de Palma ofrecen una cara que nos resulta familiar y otra, menos evidente, que requiere un esfuerzo de atención, o que alguien nos la señale con el dedo. Es el caso de Can Catlar. Con un poco de esfuerzo descubriremos algunas de las grotescas figuras que desde la fachada amenazan al paseante.
De Can Catlar sabemos que está en la calle del Sol y que es una de las mansiones señoriales más importantes de Palma. Fue la sede de la Seca, la casa donde se acuñaba la moneda que circulaba en la isla. Alfonso V concedió este privilegio a Pere Abrí-Descatlar i de Santacoloma en 1442. La emisión de moneda en esta misma sede se mantuvo hasta 1787. El edificio, también conocido como Cal Marquès del Palmer, es la obra civil más destacada en estilo renacentista. El aspecto actual de la fachada se debe a la reforma emprendida por Pere Abrí-Descatlar i Valentí a mediados del siglo XVI. Más concretamente en 1556, según reza una inscripción.
Lo que más destaca en la planta noble son cinco ventanas monumentales. El archiduque Luis Salvador de Austria elogió "la maravillosa casa del Marquès del Palmer, con su preciosa fachada, la más bella de la ciudad, todo en el más puro estilo del renacimiento, sus ventanas son todas similares en general, pero difieren en los detalles". Ahí, en los detalles, se ocultan las sorpresas.
Las figuras antropomorfas bien podrían formar parte de una galería de los horrores o de la casa del miedo de una feria. SE ven demonios con expresión atormentada que aparecen en la parte baja de cada una de las ventanas y un completo bestiario de animales amenazantes. Destacan dos esculturas sobre las demás. Una es la representación de Lucrecia clavándose una espada en el pecho, símbolo de la mujer fiel a su marido tras ser violada por el hijo del último rey de Roma. Las otras están en las jambas de una de las ventanas. Se trata de hermafroditasºº de barba y pecho voluminoso. Una imagen sin duda estrafalaria para los gustos del siglo XVI y que demuestran humor y un carácter liberal por parte de los propietarios y/o del artista.
Para contrarrestar tantos horrores y monstruos, los medallones de la parte superior de las ventanas representan la fortaleza, la prudencia, la piedad, la caridad y la templanza. Virtudes que sin duda tenían que acompañar a una familia con tan altas responsabilidades en el reino.