24 d’agost 2008

Ciutat de Mallorca a partir de un cuadro de 1633

diariodemallorca.es 24-8-2008

El cuadro está en el retroaltar de la iglesia de San Francisco, bajo la Inmaculada. Foto: S. LLompart

BARTOMEU BESTARD (*) La representación de la fachada marítima de Palma -Ciutat de Mallorca- en un cuadro de la basílica de San Franciso, del año 1633, en el que se describe toda la bahía de Palma, desde el castillo de San Carlos hasta el baluarte del Príncipe, es un documento gráfico de primer orden para conocer el aspecto de nuestra ciudad en el siglo XVII. Uno puede entretenerse un buen rato en observar los detalles en las calles, las murallas, las casas, la Catedral, los predios extramuros...
El cuadro -atribuido a Miquel Bestard o a su círculo-, forma parte de un conjunto pictórico, que se encuentra en el retroaltar de la iglesia de San Francisco, frente al Sagrario. Todas esas pinturas fueron restauradas hace pocos años. Esta agrupación de cuadros forma un retablo, el cual se articula a partir de una imagen central de la Inmaculada Concepción, que desde 1629 era la patrona del Reino de Mallorca. Alrededor de la Virgen se encuentran ocho retratos, todos ellos de miembros de la Casa de Barcelona y de su rama menor de Mallorca. Los personajes tienen en común que pertenecieron a la orden franciscana, defensora a ultranza del dogma de la Inmaculada Concepción. Remata, en la parte superior del conjunto, una divisa latina que reza "ARMA BALEARICA NON FUNDA SED ARBALLISTA FIDEI" (El arma de las Balears no es la honda, sino la ballesta de la Fe). Finalmente, en la parte inferior del retablo se encuentra la pintura en la que se representa la fachada marítima de la ciudad y alrededores.
El cuadro está realizado como si el artista lo hubiese pintado desde el mar, en medio de la bahía. A la izquierda del espectador se encuentra el primitivo Castillo de San Carlos, y a la derecha el Baluarte del Príncipe. En la parte inferior y central de la pintura se representa el mar y algunas embarcaciones, de entre éstas destacan algunos buques de considerables dimensiones que intercambian salvas con los diferentes baluartes y fortificaciones; a parte de San Carlos, también se observan las torres de Porto Pi y Pelayres. En la parte superior destacan el Castillo de Bellver y el casco urbano de Ciutat de Mallorca. Finalmente se representan algunos predios cercanos a la ciudad que se van alejando hacia la Serra de Tramuntana. Remata la pintura un anagrama con el lema "MALLORCA", y que está flanqueado por dos escudos en losange, en uno se representan las armas de los reyes de Aragón, mientras que en el otro las armas de la Universidad y Reino de Mallorca.
La temática que describe este cuadro, la fachada marítima de Palma, los buques de guerra y los baluartes disparando salvas, es bastante común en los siglos XVII y XVIII, y tiene cómo origen la visita que hizo la expedición militar, encabezaba por el emperador Carlos I, a la ciudad de Palma durante el año 1541 cuando se dirigía hacia Argel. A partir de los estudios e inventarios que se han hecho, sabemos que fueron tanto las instituciones como los particulares los que encargaron pinturas con esta temática. El interés suscitado por este tipo de cuadros debe relacionarse con la aparición de un sentimiento romántico que se manifestó mediante la exaltación del Reino de Mallorca y que tuvo su punto más álgido durante la primera mitad del siglo XVII. En esta época se inicia la galería de varones ilustres del Reino, la galería de los reyes de Mallorca encabezada con la representación de Jaime I, cuadro que, cada año en la Fiesta de la Conquista, se cuelga en la fachada del Ayuntamiento; o la reivindicación de los mártires y héroes mallorquines Cabrit y Bassa; o la figura de Ramón Llull. Ambos temas representados por dos magníficos cuadros, también obra de Miquel Bestard, en la sede de los jurados del Reino (hoy ayuntamiento de Palma).
La pintura de la iglesia San Francisco está en sintonía con ese contexto descrito. Quizás, como peculiaridad, se deba destacar de ese cuadro respecto al conjunto del retablo, lo que simboliza: el júbilo de todo el Reino de Mallorca -esas fortificaciones y esos grandes buques disparando salvas- a causa de la proclamación de la Inmaculada Concepción como patrona del Reino. Hoy, podemos añadir que es una de las pocas "fotografías" que conservamos de la primera mitad del siglo XVII.

(*) Cronista oficial de la ciudad