Aspecto que presentaba la fachada del cuartel tras el paso de las excavadoras El Mundo
Enrique Fueris Ses Salines. El Consell de Mallorca ya ha iniciado los trámites para proteger el antiguo cuartel de carabineros de la Colònia de Santa Jordi. El primer paso, el beneplácito de los técnicos, se al aprobar la Ponencia Técnica de Patrimonio la incoación de Bien Catalogado para el edificio. En los próximos días será la Comisión de Patrimonio quien a instancias de sus expertos materialice previsiblemente la catalogación.
La resolución llega apenas tres semanas después de que el alcalde de Ses Salines, Sebastià Burguera, derribara parte del edificio desoyendo las indicaciones del Consell. Ahora, tal y como acordaron ayer los técnicos de Patrimonio, se tendrá que restaurar todo lo que las excavadoras redujeron a escombros.
El cuartel empezó a ser desmantelado a finales del pasado mes de septiembre, cuando los obreros municipales retiraron tejas y persianas. Las obras fueron paralizadas a las pocas horas por Patrimonio, que ordenó el cese del derribo hasta el pronunciamiento de la Comisión. Pocos días después, el equipo de gobierno municipal decidió ignorar estas instrucciones y envió a las excavadoras a finiquitar el trabajo. Parte de la fachada del edificio fue demolida y ni siquiera cuenta ya con tejado.
La Ponencia estableció la restitución de todos los elementos retirados o destruidos, incluyendo el especial entramado de viguería de madera. Queda exento de esta tarea de restauración el interior del edificio, el cual ya se daba por sacrificado por las voces conservacionistas con tal de hacer posible la rehabilitación del edificio y su reconversión en un espacio cultural. Lo que queda todavía por dilucidar, según informó el director de Patrimonio, Biel Cerdà, es quién correrá con el dispendio que supondrá la restauración. «No sé si éste será un tema que creará controversia pero lo normal es que eso lo decidan entre el Ayuntamiento y el Ministerio del Interior, que es el propietario del edificio».
La resolución llega apenas tres semanas después de que el alcalde de Ses Salines, Sebastià Burguera, derribara parte del edificio desoyendo las indicaciones del Consell. Ahora, tal y como acordaron ayer los técnicos de Patrimonio, se tendrá que restaurar todo lo que las excavadoras redujeron a escombros.
El cuartel empezó a ser desmantelado a finales del pasado mes de septiembre, cuando los obreros municipales retiraron tejas y persianas. Las obras fueron paralizadas a las pocas horas por Patrimonio, que ordenó el cese del derribo hasta el pronunciamiento de la Comisión. Pocos días después, el equipo de gobierno municipal decidió ignorar estas instrucciones y envió a las excavadoras a finiquitar el trabajo. Parte de la fachada del edificio fue demolida y ni siquiera cuenta ya con tejado.
La Ponencia estableció la restitución de todos los elementos retirados o destruidos, incluyendo el especial entramado de viguería de madera. Queda exento de esta tarea de restauración el interior del edificio, el cual ya se daba por sacrificado por las voces conservacionistas con tal de hacer posible la rehabilitación del edificio y su reconversión en un espacio cultural. Lo que queda todavía por dilucidar, según informó el director de Patrimonio, Biel Cerdà, es quién correrá con el dispendio que supondrá la restauración. «No sé si éste será un tema que creará controversia pero lo normal es que eso lo decidan entre el Ayuntamiento y el Ministerio del Interior, que es el propietario del edificio».