diariodemallorca.es 20-5-2008
La empresa generaba su propia electricidad y vendía el excedente.
La fachada del histórico edificio ya cerrado. Foto: Biel Bergas.
BIEL BERGAS. MARIA. Hace unas semanas que sa Farinera de Maria de la Salut cerró sus puertas. Conocida en toda la isla como sa Farinera den Gual, está situada en la calle Pujolet justo delante del Clot den Maiol, donde está previsto construir el nuevo edificio escolar. En el pueblo se la denominaba sa Farinera d´Alt, por su ubicación en la parte más alta del casco urbano y para distinguirla de la Farinera de Baix o den Masset que estaba en la calle Artà.
Sa Farinera den Gual fue fundada en el año 1858 por Martí Gual i Monjo, según puede leerse en una de las muelas de molino adosadas en la fachada del edificio. Fue el comienzo de una de las industrias mas prósperas de la zona des Pla, y la única del pueblo, durante la primera mitad del siglo XX.
La titularidad pasó de padres a hijos hasta que a los 100 años de su fundación, en 1959, según reza en la otra rueda de molino, la empresa, que ya se llamaba Gual S.L., reedificó y modernizó todas las instalaciones del inmueble. En aquellas fechas sus propietarios eran los hermanos Martí y Tofol Gual, nietos del fundador, junto con un sobrino, Pepe.
Energía
En la década de los años 20, Sa Farinera producía energía eléctrica gracias a unos potentes motores que funcionaban con gas pobre (gasógeno) y proporcionó, hasta entrados los 50, electricidad al pueblo de Maria, que fue de los primeros de Mallorca que disfrutó de este cómodo invento. Se suministraba varias horas al día, desde que empezaba a oscurecer hasta una hora antes de medianoche. Se avisaba con un par de cortos apagones de que el suministro estaba a punto de cortarse.
Algunos años mas tarde, según cuenta Lluc Pons, que empezó de administrativo y llegó a ser el encargado de la empresa, "se instaló una sirena, propia de las grandes industrias urbanas, que avisaba de las dos entradas y salidas al trabajo. Curiosamente esta sirena también marcó de alguna manera el resto de la vida laboral y cotidiana del municipio. Era frecuente escuchar alguna madre diciendo a su hijo: "Después de tocar la sirena te quiero en casa". No había excusas, el peculiar sonido se escuchaba muy bien en todo el pueblo y alrededores.También se colocó un reloj manual para marcar la hora de entrada y salida de los operarios. Toda una innovación en los centros de trabajo de aquella época. Este reloj se utilizaba también para controlar el tiempo que algunos carpinteros de la localidad, ajenos a la empresa, utilizaban la sierra y los cepillos en los avanzados talleres de que disponía la factoría.
Junto a las naves de la industria harinera se levantaba la vivienda de los propietarios. Fue el primer domicilio que tuvo instalado un televisor y son numerosos los vecinos que recuerdan haber visto allí los primeros partidos de fútbol televisados.