La hija de Bartolomé March ha apelado esta resolución que da la razón al Consell. El Tribunal Superior de Justicia de Balears, que gestiona el contencioso, tendrá la última palabra
El juzgado de lo contencioso administrativo número 2 de Palma ha desestimado el recurso interpuesto por María del Dulce Nombre March Cencillo contra la decisión del Consell de Mallorca de declarar Bien de Interés Cultural (BIC) los 17.000 volúmenes y manuscritos que componen la biblioteca privada del mecenas Bartolomé March, su padre.
El juzgado de lo contencioso administrativo número 2 de Palma ha desestimado el recurso interpuesto por María del Dulce Nombre March Cencillo contra la decisión del Consell de Mallorca de declarar Bien de Interés Cultural (BIC) los 17.000 volúmenes y manuscritos que componen la biblioteca privada del mecenas Bartolomé March, su padre.
La resolución de la apelación ha venido dada a partir de una concepción determinada de la palabra biblioteca, que es distinta y contraria para las dos partes en litigio.
La sentencia, que no es todavía firme hasta que no se pronuncie la última instancia recurrible en este tipo de casos, el Tribunal Superior de Justicia de Balears, se muestra contraria a lo que reclamaba María March porque reconoce la colección bibliográfica y documental privada de su padre como biblioteca en sentido amplio, pese a que no exista una uniformidad en los fondos, los cuales, según el fallo, están perfectamente definidos y catalogados, y constituyen en sí mismos un valor patrimonial innegable.
La parte demandante expuso como motivo en el recurso contencioso administrativo contra la declaración de Bien de Interés General de esta biblioteca privada que ésta estaba formada por un conjunto de colecciones que no tienen un origen común y que la agrupación de documentos por parte del mecenas era azarosa y que por ello no constituía una unidad en sí misma. Por ello, pedían que sería más ajustado incoar tantos expedientes de declaración BIC como series bibliográficas merecedoras de protección. Por otro lado, se referían también en la demanda a la insuficiente catalogación de los libros y documentos que componen el fondo bibliográfico. La sentencia es clara en este punto y recoge que la biblioteca March no es homogénea ni estática. Pese a ello, sigue diciendo, "no deja de ser una biblioteca en sentido amplio y no es obstáculo para que en su conjunto las distintas colecciones que componen la biblioteca privada puedan ser declaradas BIC sin necesidad de tramitar un expediente de protección por cada una de ellas". Esta resolución termina por destacar la elevada calidad y valor histórico de la colección bibliográfica, "por lo que es digna de protección según la Ley de Patrimonio Histórico de las Balears".
El abogado defensor de la parte demandante, Joan Buades, explicó ayer a este periódico que su clienta, María March, no está en contra de la declaración BIC de la biblioteca privada de su padre, sino que lo que cuestiona es el concepto de indivisibilidad de la colección, "porque la Biblioteca March es una suma de pequeñas bibliotecas". Por ello, en el recurso presentado se recoge que sería más lógico para la litigante que se tramitaran tantos expedientes BIC como colecciones distintas dentro de la misma biblioteca.
El director insular de Patrimonio, Biel Cerdà, declaró que en el Consell se sentían muy "satisfechos" con la resolución, "porque la Biblioteca March tiene un gran valor patrimonial. Se trata de un elemento casi único dentro de la isla y la figura de quien la fue construyendo se lo merece". Esta sentencia deja claro, para Cerdà, que la declaración BIC del Consell estaba bien argumentada y que no se trataba del "capricho" de alguien. Cabe recordar que el ministerio de Cultura solicitó a Balears en 2004, ante la importancia histórico-artística que tiene para el patrimonio nacional, que la biblioteca privada Bartolomé March fuese declarada Bien de Interés Cultural.
El Consell aprobó el 18 de junio de 2004 iniciar el expediente, aunque los trámites no finalizaron hasta el 5 de septiembre de 2005, cuando el pleno de la institución insular aprobó esta declaración. La proclamación de BIC, que mantiene la propiedad privada de la colección, prohíbe la división de estos fondos, así como la salida de Balears y su venta.