elmundo-eldia.com 24-12-2007
M. ROURA MURO.– «Nunca había podido ver las imágenes de los retablos hasta ahora», afirma el rector de la parroquia de Muro, Pere Fiol. La suciedad del humo de las velas había conseguido ennegrecer el cuadro pictórico rococó dedicado a la Virgen. Tampoco era visible la trilogía de los arcángeles, estampada en el retablo de Sant Miquel, hasta que el equipo de Antònia Reig se puso manos a la obra.
En octubre de 2007, seis restauradores levantaron los andamios sobre dos piezas que habían sufrido varias alteraciones. La humedad, la carcoma y la acción de contaminantes externos también habían conseguido borrar muchas de las pinceladas barrocas que se dieron en el siglo XVIII. La parroquia de Muro es una de las 35 primeras que se erigieron en Mallorca, según conta en un documento histórico y recuerda el también historiador Pere Fiol. Se empezó en 1570 siguiendo los cánones del gótico tardío y en 1611 se acababa la construcción de lo que es un edificio de muchísimo carácter con retablos de gran belleza.
«Pasaron por varias etapas. Los trozos de abajo son más renacentistas, pero a medida que sube, el retablo se va barroquizando. Acabaron convirtiendo un espacio gótico en uno barroco», relata Fiol. En 1771, el pintor Francesc Herrera i Ferragut y el escultor JoanMuntaner representaron el dogma de la asunción de la Virgen María. Una estructura de madera dorada envuelve un conjunto pictórico de un total de ocho retratos.
Por su parte, el de Sant Miquel se atribuye a Francesc Herrera i Ferragut y estilísticamente también corresponde al Rococó del siglo XVIII. El retablo enmarca cuatro obras pictóricas de volúmenes gráciles e ingrávidos, contornos y colores suaves y expresividad contenida. El paso del tiempo había acabado con muchos de estos rasgos. Pero el equipo de Antònia Reig ha podido limpiar, con sistemas físicos y químicos, la estructura antes carcomida del retablo, ha consolidado los elementos estructurales y ha reintegrado el estucado, el dorado y las policromías. El proyecto ha sido cofinanciado por el Ayuntamiento de Muro y el Obispado de Mallorca. Después de haber llevado al menos tres restauraciones de este tipo, Reig afirma que lo más importante es «conservar como prevención a la restauración».
De esta manera, indica la importancia de que se apliquen los métodos idóneos en la limpieza de los retablos o de que se cuide su manipulación cuando se sacan a la calle para el festejo. «Cuando yo empecé, había pocos restauradores y muy poco rehabilitado. El patrimonio de Mallorca es muy rico y es importante educar a la gente para que sepa de su importancia», dice Reig.