El deterioro de esta iglesia neogótica, en la que urge una intervención, facilitó que una de las crestas se partiera por la mitad a causa del temporal del pasado sábado
El último pináculo de la capilla de la Casa de la Iglesia se derrumbó el sábado. Foto: Sebastià Llompart
M. ELENA VALLÉS. PALMA. Cualquier monumento bien conservado cuya piedra goza de buena salud no suele perder ninguno de sus elementos a tenor de rachas de viento más o menos fuertes. Éste no es el caso de la capilla de la Casa de la Iglesia, donde se encuentran las dependencias de la diócesis de Mallorca, que está enferma y se va desmoronando día a día. El personal del obispado que trabaja ahí se encontró el lunes, cuando arrancó la semana laboral, que a la capilla le faltaba uno de sus pináculos, que se hizo añicos encima de la malla de seguridad que se tuvo que colocar el año pasado, pues ya padecieron las crestas de la iglesia varios desprendimientos de trozos de mortero.
El segundo pináculo empezando por la derecha ya perdió la punta y "suponemos que fue el pasado sábado", señala el aparejador diocesano Bartomeu Bennàssar, cuando se derrumbó la mitad del pináculo vecino, un bloque de piedra moldurado de aproximadamente 2,5 metros. En estos momentos, recuperar la cresta es imposible, pues está hecha pedazos. "Se tendría que hacer una réplica, como del resto de pináculos si los tuviéramos que restaurar, pues las molduras originales ya no se pueden recuperar debido a su mal estado de conservación", señala Bennàssar. Además de este pináculo, se desprendieron de nuevo pedazos de piedra de las crestas superiores de la capilla.
Haciendo cábalas sobre lo que podría costar la restauración de esta iglesia, Bennàssar señala que se podrían alcanzar perfectamente los tres millones de euros, "un dinero que la diócesis no tiene".
Grietas y hendiduras
En la capilla de la Casa de la Iglesia, situada en la calle Seminario, se amontonan papeles y archivadores de la diócesis mallorquina. En estos momentos, no alberga cultos abiertos para cualquier feligrés, sino que de vez en cuando se oficia en su interior alguna celebración a nivel interno.
El desamparo y el abandono se ha adueñado del espacio. Las juntas de los distintos elementos están vacías y amenazan caída por falta de empalme.
La piedra de esta capilla de estilo neogótico y con aproximadamente un centenar de años está muy deteriorada y se muestra muy frágil, por lo que muchos de los pináculos deberían rehacerse por completo, así como las molduras, capiteles y esculturas.
Algunas celosías de la barandilla de la cubierta están totalmente destruidas e incluso se han desprendido dejando un rastro de escombros en la cubierta.
El rosetón central y parte de la nave lateral izquierda tienen grietas y hendiduras importantes.
La cubierta tendría que repasarse y reforzarse entera, porque tiene problemas de humedades y filtraciones de agua, que están destrozando el artesonado de las capillas laterales, puesto que están acabadas con yeso y éste también se está desprendiendo.
Muchos ventanales de la iglesia están tapiados y con tan sólo tocar el muro se mueven.
Las baldosas y escaleras de la terraza están también partidas. En las cubiertas, se amontonan escombros de distintos desprendimientos que proporcionan al conjunto visos de abandono y ruina.
Las subvenciones que en estos momentos está abriendo la conselleria de Obras Públicas no serían suficientes para arreglar esta iglesia, pues van dirigidas a obras que no alcanzan los 300.00 euros. Y ésta los sobrepasa; de mucho.
El último pináculo de la capilla de la Casa de la Iglesia se derrumbó el sábado. Foto: Sebastià Llompart
M. ELENA VALLÉS. PALMA. Cualquier monumento bien conservado cuya piedra goza de buena salud no suele perder ninguno de sus elementos a tenor de rachas de viento más o menos fuertes. Éste no es el caso de la capilla de la Casa de la Iglesia, donde se encuentran las dependencias de la diócesis de Mallorca, que está enferma y se va desmoronando día a día. El personal del obispado que trabaja ahí se encontró el lunes, cuando arrancó la semana laboral, que a la capilla le faltaba uno de sus pináculos, que se hizo añicos encima de la malla de seguridad que se tuvo que colocar el año pasado, pues ya padecieron las crestas de la iglesia varios desprendimientos de trozos de mortero.
El segundo pináculo empezando por la derecha ya perdió la punta y "suponemos que fue el pasado sábado", señala el aparejador diocesano Bartomeu Bennàssar, cuando se derrumbó la mitad del pináculo vecino, un bloque de piedra moldurado de aproximadamente 2,5 metros. En estos momentos, recuperar la cresta es imposible, pues está hecha pedazos. "Se tendría que hacer una réplica, como del resto de pináculos si los tuviéramos que restaurar, pues las molduras originales ya no se pueden recuperar debido a su mal estado de conservación", señala Bennàssar. Además de este pináculo, se desprendieron de nuevo pedazos de piedra de las crestas superiores de la capilla.
Haciendo cábalas sobre lo que podría costar la restauración de esta iglesia, Bennàssar señala que se podrían alcanzar perfectamente los tres millones de euros, "un dinero que la diócesis no tiene".
Grietas y hendiduras
En la capilla de la Casa de la Iglesia, situada en la calle Seminario, se amontonan papeles y archivadores de la diócesis mallorquina. En estos momentos, no alberga cultos abiertos para cualquier feligrés, sino que de vez en cuando se oficia en su interior alguna celebración a nivel interno.
El desamparo y el abandono se ha adueñado del espacio. Las juntas de los distintos elementos están vacías y amenazan caída por falta de empalme.
La piedra de esta capilla de estilo neogótico y con aproximadamente un centenar de años está muy deteriorada y se muestra muy frágil, por lo que muchos de los pináculos deberían rehacerse por completo, así como las molduras, capiteles y esculturas.
Algunas celosías de la barandilla de la cubierta están totalmente destruidas e incluso se han desprendido dejando un rastro de escombros en la cubierta.
El rosetón central y parte de la nave lateral izquierda tienen grietas y hendiduras importantes.
La cubierta tendría que repasarse y reforzarse entera, porque tiene problemas de humedades y filtraciones de agua, que están destrozando el artesonado de las capillas laterales, puesto que están acabadas con yeso y éste también se está desprendiendo.
Muchos ventanales de la iglesia están tapiados y con tan sólo tocar el muro se mueven.
Las baldosas y escaleras de la terraza están también partidas. En las cubiertas, se amontonan escombros de distintos desprendimientos que proporcionan al conjunto visos de abandono y ruina.
Las subvenciones que en estos momentos está abriendo la conselleria de Obras Públicas no serían suficientes para arreglar esta iglesia, pues van dirigidas a obras que no alcanzan los 300.00 euros. Y ésta los sobrepasa; de mucho.