El cabildo lleva meses preparando el proyecto de rehabilitación de esta sala, usada como lavandería, para convertirla en lugar de culto
El incendio afectó anteayer a la sacristía del presbiterio donde se apagaron mal unas brasas. Foto: M. Massuti
M. ELENA VALLÉS. PALMA. La sacristía del presbiterio de la Catedral se vio ayer afectada por un pequeño incendio que se produjo en su interior. Desde la diócesis, se informó ayer de que los daños fueron mínimos: las paredes y las vueltas de las bóvedas se tiznaron de hollín. "Los muros no se quemaron y las estructuras quedaron intactas", indica el aparejador diocesano Bartomeu Bennàssar. Los cambios para esta zona hace tiempo que el cabildo los está planificando. En concreto, está estudiando una reforma de este espacio no sólo por los pequeños desperfectos que ha sufrido la sala sino porque "es una zona que se pretende dignificar", declaró ayer a este diario Bennàssar.
La rehabilitación que proyectan para dentro de varios meses no es a gran escala. En un principio, se limitaría a las paredes y al suelo. Se debería extraer el marés actual de los muros y restaurar el material original que hay debajo. Por otro lado, tal y como señala Bennàssar, el pavimento está también muy deteriorado y se debería cambiar por completo.
Esta sacristía, situada detrás de la capilla Real y junto a la capilla de la Trinitat, forma parte de un proyecto de reforma que el cabildo lleva nueve meses redactando. "Estamos pendientes de que salgan líneas de subvenciones para presentar el proyecto, pues el obispado no tiene dinero para llevarla a cabo", señala Bennàssar.
El proyecto vendría a recoger la rehabilitación de tres zonas, la sacristía, la sala de sa Carbonera y la cripta que hay debajo, que conjuntamente suman una superficie de más de cien metros cuadrados.
A día de hoy, la sacristía está siendo utilizada por los monaguillos como zona de lavandería, pues
allí los escolanos guardan su ropa y la planchan. "Se está estudiando que este espacio pueda ser utilizado para la liturgia, para celebrar alguna misa reducida. La intención es que se convierta en un espacio religioso", indica.
La sacristía que sufrió el lunes un incendio da a la plaza Mirador y al Museo Diocesano. El fuego se inició a partir de unas brasas mal apagadas. Los monaguillos tuvieron que hacer uno para el quemador de incienso para la procesión de la Candelaria, celebrada unas horas antes, pero éste terminó por descontrolarse. El fuego se apagó mal y el viento que entraba por dos ventanas que no estaban bien selladas avivó las llamas, que afectaron finalmente a unos sacos de carbón y unas cajas de madera que había al lado. Las alarmas saltaron hacia las 18.45 de la tarde de anteayer. Y el obispo Jesús Murgui apareció en el lugar de los hechos media hora después.
Los bomberos tiraron agua en el piso superior para apagar el fuego y se produjeron filtraciones en la sacristía. E inmediatamente desalojaron la dependencia de reliquias y obras de arte, "sin haberse dañado ninguna de ellas".