17 de març 2008

Son Rossinyol se creó y actuó de espaldas al Colegio de Arqueólogos de Mallorca

diariodemallorca.es 17-3-2008

El actual equipo liderado por el Bloc sí se ha reunido con el colectivo, aunque éste se muestra escéptico respecto a su "interés"

Son Rossinyol sigue abierto, aunque con una escasa actividad patrimonial. Foto: Lorenzo
LOURDES DURÁN. PALMA. El anterior equipo en el Consell de Mallorca, liderado en el departamento de Patrimoni por Bartomeu Vicens, no sólo no ocupó Son Rossinyol con aparentes fines estrictamente patrimoniales, sino que forjó el alquiler de la finca sin ningún plan técnico que contara con el asesoramiento de los arqueólogos. Pese a pagar un alquiler de 54.000 euros anuales con la finalidad de establecer un centro de arqueología y restauración, la institución lo hizo de espaldas al colegio oficial de los arqueólogos.
Así se deduce de las palabras de Francisca Torres, actual representante de este colectivo, que ante la noticia de un futuro abandono de Son Rossinyol por parte del nuevo equipo en el Consell, publicada por este diario la semana pasada, se mostró perpleja. "Lamentamos el cierre porque supone un paso atrás. Es verdad que Son Rossinyol funcionó de espaldas a los arqueólogos, y que jamás fuimos invitados de manera oficial, a diferencia de ahora que sí que hemos ido a visitar el centro y hemos hablado con los nuevos responsables", expresó Torres.
No pudo por menos añadir que "cada nuevo gobierno que entra se gasta un dineral en nombre del patrimonio, y después no demuestran el más mínimo interés. Claro que el patrimonio es un tema lento, y a los políticos ya sabemos que no les gusta esperar".El centro de arqueología y restauración instalado en la finca de Son Rossinyol, propiedad de María Francisca de España, hermana del marido de María Salom, está sujeto al Consell por medio de un contrato de alquiler ofrecido por el equipo de UM en la anterior legislatura. Supone un gasto de 4.500 euros al mes, que no concluirá hasta el 2009, al que hay que sumar los 200.000 euros invertidos en reformas.En sus años de corta historia, el centro se limitó a ser receptáculo de material arqueológico, además de albergar algún que otro acto cultural. Desde UM no se dudó a la hora de utilizarlo como escenario de unas matançes y un desfile de moda.
De "birria" califica Ferrán Tarongí, arqueólogo y anterior responsable del colegio, el centro de Son Rossinyol que en la actualidad mantiene su tónica de escasa actividad. "Mi pregunta ahora sería: ¿piensan hacer algo más que limitarse a custodiar material de algunas excavaciones? No me ha gustado nada cómo han llevado a cabo este centro que tan caro nos cuesta", remató.
Una visión diametralmente opuesta es la que vierte Dolça Mulet, anterior responsable de Cultura y vicepresidenta en el Consell de Mallorca. "Creo que fue un centro muy activo y que se puso a disposición de todo el mundo. Trabajamos por difundir la cultura, aunque Son Rossinyol no era de mi competencia".
Acerca del más que probable cierre del centro, una vez liquidada la tenaza del alquiler adquirida por UM, Mulet esgrime un escueto "respeto la decisión". Sobre a quién se le ocurrió la idea de alquilar la finca, no sabe, no contesta: "Quizá fueron los propios técnicos", barruntó.
Desde la Associació de Recuperació de Centres Antics (Arca), Joan Pascual considera que "frente a un espacio que se ha mostrado más que inoperante, es mejor que se cierre". Cree que "por más atrabiliaria que sea la iniciativa, pues está bien que se hagan cosas por el patrimonio, sólo que aquí cada uno hace la guerra por su parte. Son Rossinyol es un fruto que ha caído por su propio peso".
El Consell exigirá un protocolo para los arqueólogos que quieran utilizar el centro.
Biel Cerdà, director insular de Patrimoni, confirmó a este diario que una vez liquidado el alquiler que les ata por un contrato rubricado por el anterior equipo con los propietarios de la finca de Son Rossinyol, buscarán otras alternativas.
"El concepto de un espacio dedicado al patrimonio lo entendemos de otra manera. Queda un año, y será un tiempo en el que decidamos qué hacer", señaló.Entre las ideas que se barajan, la de levantar un edificio de nueva planta, o buscar un espacio que "aglutine las necesidades reales". No descarta acudir a propiedades municipales que no estén en uso, e incluso llegar a adquirir un terreno.
Inspirados en el modelo del Instituto de Patrimonio Andaluz, Cerdà indica que "a media legislatura, propondremos una iniciativa similar a este instituto como una herramienta de formación y que la vez gestione y active el servicio".
El dibujo no pasa de ser, mientras tanto, un boceto desvanecido. No están definidos ni un plan de necesidades, ni de recursos humanos, ni de actuación.Mientras tanto, Son Rossinyol seguirá siendo utilizado "siempre y cuando los arqueólogos presenten un protocolo, puesto que antes no existió", dijo el responsable de patrimonio.