diariodemallorca.es 3-3-2008
La parroquia, uno de los edificios más antiguos de la ciudad, remozará sus exteriores en un proyecto de reforma con un presupuesto de 1,9 millones de euros
En la fachada de la iglesia de Santa Eulàlia se han colocado unas mallas de protección ante posibles desprendimientos. Foto: B.Ramon
M. ELENA VALLÉS. PALMA. El cáliz con la ambrosía de la juventud está cada vez más cerca de transitar por las venas de la iglesia parroquial de Santa Eulàlia. Tras la aprobación del proyecto el pasado martes en la ponencia técnica de Patrimonio Histórico del Consell, obras y construcciones de la diócesis de Mallorca está pendiente de que el ayuntamiento de Palma tramita la licencia de restauración. El aparejador diocesano, Tomeu Bennàssar, precisa que esta semana se decidirá qué empresa ejecuta las obras, puesto que en estos momentos atesora sobre la mesa de su despacho varios presupuestos de diferentes firmas.
La intervención, proyectada por el arquitecto diocesano Sebastià Gamundí y que debe estar rematada para antes de 2010, asciende a 1,9 millones de euros, de los que 1,117 serán aportados por la conselleria de Cultura del Govern mediante subvención.
El edificio, uno de los más antiguos de la ciudad, antes de ser iglesia se erigía como mezquita. Tras la conquista de Jaume I en 1229, se convirtió en una parroquia, cuyas intervenciones se alargaron hasta el siglo XVII. El resultado es la única iglesia de tres naves de Palma, además de la Catedral, que ostenta un mayor sincretismo de diferentes estilos arquitectónicos.
En una primera fase, se pasará a reformar el pináculo del campanario, que sufrió el desprendimiento de la punta, de 1,5 metros, tras un fuerte temporal que azotó la capital en febrero de 2005. En este caso, el pedazo que se desunió estará compuesto de una piedra de marés similar a la antigua, pero más resistente y de menor dureza que la de la fachada porque tiene que ser labrada. Se retocarán también los dos pináculos laterales y el resto de crestas pequeñas que se alzan sobre los contrafuertes porque no están fijas. En estos momentos, explicó Tomeu Bennàssar, hay dispuestas dos mallas de protección en la fachada principal y en la lateral derecha por si se produjeran desprendimientos de parte de los pináculos. Las molduras serán también remozadas y se volverá a colocar el pararrayos sobre la cresta principal del campanario.
En la siguiente fase, los operarios procederán a repasar toda la cubierta, tejas y vigas y limpiar de escombros del tejado. Las obras irían descendiendo hasta desembocar en el saneamiento de todas las fachadas y portales. Se pasaría también a extraer todos los elementos metálicos que en estos momentos están clavados sobre el frontispicio de la parroquia y tratar de ocultar los cables de electricidad que van por fuera.
También se reformarán las vidrieras. El montante de hierro que las sostiene se oxida y estropea la piedra de la estructura y por ello se sustituirán por uno de acero inoxidable. Se reformará el rosetón ornamental y se le colocará un cristal de protección. Las lamas de los ventanales del campanario también serán sustituidos.Bennàssar explica que se trata de una obra de "difícil ejecución" por la importante altura de los pináculos, el tipo de edificio y por su situación en el casco antiguo de Palma, lugar al que es complicado trasladar el material. El secretario general de la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA) de Palma, Joan Pascual, evaluó el estado en el que se encuentra la iglesia. Destacó su elevado grado de deterioro, sobre todo de la parte más moderna, reformada en el siglo XIX y en cuya intervención se utilizaron materiales endebles. En general, el edificio, en el que fue coronado como rey de Mallorca Jaime II, debe reforzarse para consolidar una estructura más sólida, "porque las bóvedas se abrieron hace un par de meses, lo que provocó desprendimientos de polvo y suciedad", arguye Pascual.
Para su asociación, la restauración debería contemplar también el rejuvenecimiento de partes internas puesto que demandan una mejora de las bóvedas y el cambio del sistema eléctrico, que es muy débil e imprime una huella de tenebrosidad al cruzar el umbral de la parroquia.