diariodemallorca.es 4-3-2008
El conjunto arquitectónico de impronta barroca ha sido actualmente sometido a una reforma que ha superado los 600.000 euros
La fachada es muy austera, aunque con el tiempo se ha ido adornando de esculturas. Foto: Sebastià Sansó.
M. E. VALLÉS. PALMA. El Consell aprobó ayer la propuesta de declarar Bien de Interés Cultural (BIC) la iglesia y convento de Sant Vicenç Ferrer de Manacor. Durante el Pleno de la institución insular se decidió otorgarle por unaminidad la categoría proteccionista de monumento de gran valor artístico, que para hacerse efectiva debe publicarse en el Boletín Oficial estatal y balear.
Este conjunto arquitectónico, situado en la plaza del Convent del pueblo, se erige como un espacio singular del Barroco mallorquín. Actualmente, la iglesia mantiene todavía su uso religioso y de culto; por el contrario, las dependencias conventuales están destinadas a acoger despachos administrativos.La construcción del convento, considerada la iniciativa artística de carácter monumental más importante promovida durante la Edad Moderna en Manacor, se llevó a cabo entre los siglos XVI y XVIII. El proceso de desamortización de los bienes eclesiásticos, iniciado en 1835, supuso el inicio de la decadencia del convento. La degradación afectó sobre todo al claustro y a las dependencias conventuales que, con las nuevas funciones a las que fueron destinadas, se vieron modificadas, perdiendo así algunos de sus elementos originales.
En el exterior, cabe destacar que sus fachadas exhiben una acusada austeridad, que se vio modificada de modo reducido con la instalación en 1952 de diferentes figuras escultóricas provenientes de la reforma de la capilla del Roser. En el interior, tipológicamente sigue los rasgos básicos de los templos conventuales de la época. La planta, rectangular, se resuelve con una nave única, de cinco capillas laterales entre contrafuertes por costado y cabecera absidal de perfil trapezoidal, y con el coro a los pies. Entre sus elementos artísticos destacan dos elementos, la capilla del Roser y el coro, por su concepción espacial y por su profusión decorativa que los inscribe dentro de la tendencia más exuberante del Barroco.
El retablo mayor es sin duda la pieza más destacable del conjunto conservado en la iglesia. Está dedicado a Sant Vicenç Ferrer. Algunos le otorgan la autoría a Joan Antoni Homs y otros a Antoni Ballester. El mueble se levanta sobre un zócalo de marés y está trabajado con escultura exenta de tallado, relieves y pintura al óleo sobre tela, todo dorado y policromado.
Estado de conservación
Tal y como advierte el informe que avala la declaración, los adornos y objetos litúrgicos de la iglesia, entre ellos numerosas piezas de pintura y escultura, se deben contemplar como un conjunto indisoluble con el inmueble, de manera que también se deben atestiguar como BIC.
El templo presenta un buen estado de conservación tipológico. En cambio, no se puede decir lo mismo de su preservación física. Se han detectado patologías graves en las cubiertas, que están repercutiendo no sólo a los interiores sino que también a la fachada principal. Se trata de grietas y fisuras múltiples a causa de humedades generalizadas.
En la actualidad, tanto la iglesia como el convento han sido objeto de obras de reforma. Su inversión ha superado los 600.000 euros, aportados entre el Consell, el ayuntamiento, el obispado, el Govern y los feligreses. En el proceso de rehabilitación, se ha procedido a una recuperación tipológica de los elementos característicos originales primando los usos culturales, puesto que son más adecuados a las características del centro.