diariodemallorca.es 24-3-2009
Los trabajos arqueológicos, que costarán algo más de 41.000 euros y que se prolongarán dos meses, aportarán información precisa sobre la estructura original y las funciones del fortín islámico
M. ELENA VALLÉS. PALMA. La puerta para acceder a las torres de El Temple está abierta. Desde fuera, puede oírse el soniquete monótono de las piquetas contra la pared. Dos trabajadores de Elements, empresa a la que Cort adjudicó el proyecto de arqueología presupuestado en algo más de 41.000 euros, se esmeran en retirar la argamasa que cubre los diferentes estratos que conforman la estructura de una de las torres, la derecha desde la perspectiva de quien está dentro del edificio. Los operarios están trabajando en un importante trozo de muro que no fue repicado por la arqueóloga Francisca Torres, quien ya realizó en 2002 estos trabajos "en un setenta por ciento" de las paredes interiores de las torres, señala el director general de Archivos, Bibliotecas y Patrimonio de Cort, Ferran Tarongí. "Hay algunas zonas sin repicar que es necesario levantarlas, pues, a primera vista, algunas de ellas nos indican que podrían aportar más información sobre cómo funcionaba la fortificación islámica del siglo XI", argumenta Tarongí junto a Llorenç Vila, uno de los arqueólogos que dirige la excavación junto a Noemí Prats.
En el cuerpo central del edificio municipal, de posterior construcción, no se tocarán las paredes, pero sí algunas de su parte posterior, pues podrían ofrecer más datos sobre la construcción original, la cual quiere ser recuperada al máximo respetando la morfología del fortín de los siglos XI y XII, que se convertirá en un centro de interpretación sobre las fortificaciones islámicas, cuando Palma fue Madina Mayurqa.
Tarongí muestra algunos arcos de las torres, por donde se intuye perfectamente un paso de ronda por el que debían transitar los soldados. El repicado en algunas de las paredes traseras de las atalayas podrían mostrar algún resto de muralla, sobre la que caminaban los militares que defendían la ciudad.
Tras el repicado, salen a la superficie algunos grafitos que también serán estudiados. En la parte más elevada del edificio, donde está la obra moderna que realizó el anterior propietario, Fernando Palazuelo, se intuyen con nitidez las almenas originales.
El entresuelo de la construcción se tiene que acabar de repicar. Y en el forjado se llevarán a cabo varias catas arqueológicas para conocer las condiciones de conservación.
Otro de los trabajos que deben realizarse a fondo es la excavación subterránea en la planta baja de las torres. A la base del baluarte izquierdo se accede a través de la papelería que está junto a la entrada de El Temple. Los científicos levantarán todo el embaldosado para excavar en el subsuelo con el fin de encontrar restos de cualquier tipo susceptibles de ser ´musealizados´. "Lo habitual como cerámicas, por ejemplo. Es importante de todos modos excavar porque podría haber fosas debajo, en la zona del cuerpo de guardia. Sería posible hallar un cementerio islámico", hipotetiza Tarongí.
Cuanto más datos se conozcan acerca de la fortaleza original -lo cual será posible a partir de los trabajos arqueológicos de estos dos meses-, más exacta será la recuperación original de este fortín "y se podrán rehacer -sólo cuando sea absolutamente necesario- algunos elementos que se perdieron en posteriores intervenciones".
Al término del trabajo de campo, la empresa Elements aplicará técnicas de fotogrametría para construir modelos virtuales tridimensionales del edificio. A continuación se elaborará un estudio estratigráfico de las estructuras para desarrollar por ordenador un modelo de cómo pudo ser el edificio en sus diferentes fases históricas, algo que se mostrará en el futuro centro de interpretación, que formará parte del museo en red de la ciudad, y al que Cort ya ha destinado 1,2 millones de euros.