ARCA prepara un concierto y un libro blanco para recordar su reivindicativa historia, que se inició con luchas como Sa Gerreria y la oposición a cubrir Sa Riera
P.MARÍ. PALMA
Combinando movilización con divulgación y restauración.
Combinando movilización con divulgación y restauración.
El pasado jueves, con su fiesta anual de verano, la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA) inició las celebraciones de su vigésimo aniversario. Unos actos que pretenden incluir un concierto musical después del verano y la edición de un libro blanco, que repasará la reivindicativa historia de una entidad que ya supera el millar de asociados.A la vista de algunos temas propuestos por la entidad desde los ochenta, no parece que haya pasado tanto tiempo. Un ejemplo fue la reclamación a Cort de elaborar un programa de rehabilitación del Casal Balaguer. La noticia no es de 2007 sino del 20 de diciembre de 1987. O una crítica sobre el estado de conservación de la Torre de ses Ànimes de Banyalbufar de 1993. Y una denuncia del abandono del patrimonio arqueológico mallorquín que podría ser totalmente actual si no hubiese sido publicada el 24 de junio de 1995.Pero la organización vivió sus primeros años de vida con dos grandes temas: la oposición al proyecto municipal de cubrir Sa Riera para ganar aparcamientos -"una campaña en la que colaboramos con el GOB y con la Federació Associacions de Veïns de Palma"- y su defensa de una rehabilitación de sa Gerreria que no arrasase con lo anterior, en una línea diferente de la que finalmente se ha aplicado.ARCA surge no como una agrupación de estudiosos e investigadores, explica su secretario, Joan Pascual, sino de "ciudadanos que amaban el patrimonio y que sentían la necesidad de actuar", ante una situación general no muy favorable a la conservación. La independencia de la asociación de partidos políticos en su defensa del patrimonio es un punto destacado en su trayectoria. "No hay que dejar todas las tareas en materia de patrimonio en manos de los partidos políticos, porque nos traicionan. El ciudadano no debe dejar de votar cada día. Existía entonces, y sigue existiendo, una necesidad de reforzar la sociedad civil. Siempre hemos querido contribuir a ello", describe el secretario de ARCA. De hecho, de lo que se siente más orgulloso Pascual es "de que sea ya la misma gente quien denuncia las situaciones. Como es el caso de los vecinos de la calle Joan Crespí, que se preguntaban por qué se tiraba una fachada racionalista en la construcción de una residencia del Govern". O el de un oportuno aviso, en 1993, de que se iba a derribar la torre de la primera fábrica de electricidad de Mallorca, en Alaró. Tras la denuncia, se protegió y restauró. No ha sido el único. Y es que muchas declaraciones de Bien de Interés Cultural en Mallorca no se explicarían sin su continua y a veces, callada, lucha.