elmundo-eldia.com 29-7-2007
M.ROURA.BANYALBUFAR.- Ese legado tecnológico que el Islam ha dejado en Banyalbufar se convierte ahora en monumento. Son dos molinos de agua incrustados en un acantilado que, alimentados por las aguas del torrente, hacían del trigo harina ya en el siglo XIII.
Si no hubiera sido por la conquista musulmana, el pueblo mágico de Banyalbufar sería aún un sueño en la mente de Alá. O simplemente 70 hectáreas avanzando en picado hacia el mar.
Tras la reconquista de Isam alKhawlana, en 902, las pequeñas comunidades tribales se pusieron manos a la obra para cultivar con escasos recursos hídricos. Esa herencia, que aún permanece activa, ha dejado 160 kilómetros de pared seca, bancales (marjades) de 3,5 metros de altura, 18 kilómetros de canales (síquies) y 190 estanques (safarejos).
Para algunos es Banaya al-buhar, un paisaje de marjades y safareig. Para otros banaya al bahar, construcción sobre el mar. Sea como sea, se trata de un pueblo concebido alrededor de todo una inmensa red de captación y distribución de agua, llamado ma'jil, cuyo último eslabón, última pieza de un rompecabezas hídrico eran los dos molinos de agua. Las dos infraestructuras recogían el agua de un torrente y dos fuentes que, de otra manera, se hubiera perdido en el mar.
Aunque, en general, el patrimonio musulmán de la isla está muy malogrado, las dos torres se han salvado del expolio y del deterioro gracias a su difícil acceso.
El hecho de que sean un sistema hidráulico del ma'jil único en Mallorca hizo que los Independents de Banyalbufar, liderados por Bárbara Bujosa, presentaran una moción para que fueran declarados Bien de Interés Cultural (BIC).
Tres años más tarde, su petición se ha hecho realidad. El Consell ha protegido con esta figura a los dos molinos en categoría de monumento. Aunque otros elementos patrimoniales que ostentan la misma protección no han conseguido salvaguardarse del deterioro por falta de medios y de interés, en principio los molinos de Banyalbufar tendrían que recibir subvenciones para ser rehabilitados.
Los dos molinos se encuentran situados a diferentes alturas en el acantilado, uno por debajo del nivel del otro. Al parecer, esta construcción no es casual, sino consecuencia del deseo de sus constructores de no restar espacio al cultivo de los bancales y, además, para posibilitar el aprovechamiento de casi todas las fuentes y excedentes de agua situados tierras arriba.