Diario de Mallorca 1-7-2007
La semana que viene concluyen cinco meses de trabajo en la pieza de Francisco Herrera, que permiten devolver el esplendor a este monumental conjunto barroco
En este proceso de restauración se han utilizado las últimas tecnologías.
La semana que viene concluyen cinco meses de trabajo en la pieza de Francisco Herrera, que permiten devolver el esplendor a este monumental conjunto barroco
En este proceso de restauración se han utilizado las últimas tecnologías.
PERE MARÍ. PALMA. Cinco meses de trabajo están a punto de llegar a su fin. El resultado, muy bueno: una obra de arte centenaria ha recuperado su esplendor de antaño. La semana que viene finaliza la rehabilitación del retablo barroco de Sant Antoni de Padua de la Seu, el monumental conjunto situado al lado de la capilla del Santíssim, que realizó el artista Francisco Herrera entre 1716 y 1720.La intervención, que ha costado 80.000 euros, ha sido asumida por el taller de restauración del Obispado de Mallorca. Sin embargo, su directora, Antònia Reig, destaca que "ha sido esencial el trabajo de un grupo interdisciplinar, para que la restauración fuese lo más correcta posible". Es la primera intervención en profundidad que se realiza en este retablo. Se inició como una simple limpieza tras el final de la intervención de Barceló en la contigua capilla de Sant Pere, pero el actual estado de esta obra de Francisco Herrera aconsejó acometer un proyecto más ambicioso.Los trabajos han incluido, entre otros aspectos, la limpieza del retablo, así como la consolidación de la estructura, y la reparación de roturas y de zonas que habían perdido su pintura. El paso del tiempo (y las obras cercanas) habían motivado que fuese imposible ya admirar algunos detalles de sus bellas formas y los colores originales de este espectacular conjunto artístico. La base de esta instalación de quince metros de altura y ocho de anchura era la zona más desgastada. La capilla donde se guarda la imagen del santo también presentaba numerosas roturas. Es un retablo "muy escenográfico", describe Reig. En su cuerpo central, la figura de Sant Antoni de Padua (una de las que quedan por restaurar) está flanqueada por once esculturas de dimensiones monumentales. Dos de ellas son virtudes y el resto representan personajes anónimos. La directora del taller de restauración del Obispado agrega que se han recuperado para esta zona dos tallas más, que habían formado parte del conjunto en el pasado (una de ellas, una efigie de Sant Jaume) y que por motivos desconocidos, se habían guardado en un almacén.Las tareas de limpieza incluyeron, en la parte trasera, la retirada de hasta 300 kilogramos de polvo y basura, pero que dejaron también material para el estudio de los historiadores. Algunos de los tablones de la zona posterior "eran renacentistas", lo que parece indicar la reutilización de elementos que tal vez habían pertenecido a otro retablo, más antiguo. También se han hallado piezas y materiales que se usaron para la construcción de esta obra en el siglo XVIII, como dos pinceles, pigmento rojo y un antiguo compás de hierro.Tres restauradoras (Beatriz Requena, Antonia Fernández y Marta Díaz Caneja) han trabajado en esta iniciativa, donde también se han implicado historiadores del arte, químicos y delineantes, con el objetivo de trazar una completa historia del retablo y de su evolución. Todo este trabajo ha sido coordinado por el Grup de Conservació del Patrimoni Artístic Religiós de la UIB, del que forman parte Reig, Andreu Villalonga (historiador del arte) y Mercè Gambús. Una vez que finalice el proyecto, se estudiará la mejora de la iluminación del retablo. Una necesidad, ya que el contraste con la bien iluminada y contingua capilla del Santíssim, se hace muy evidente.