Cerca de un edificio de dieciséis plantas se alza Can Llofriu, un inmueble de claro estilo racionalista
GUILLERMO SOLER. La plaza de es Fortí se llamó durante décadas plaza del Hornabeque, vocablo de uso militar especialmente durante el siglo XVII, época de grandes fortificaciones. Se trataba de un fuerte artillado situado en el exterior de un recinto amurallado, como sucedía en esta parte fortificada de Palma, al otro lado de sa Riera. Este tipo de defensa fue puesta en uso por arquitectos militares italianos. Se encontraba cerca del baluarte del Sitjar.
Se trata de una plaza situada entre Vía Portugal, Passeig Mallorca y las calles Miquel dels Sants Oliver, Rafael Rodríguez Méndez y Santiago Ramón y Cajal. Hace unos años fue remodelada y se construyó una fuente en forma de ducha de campaña de muchos chorros, diseñada como separación entre las dos direcciones de su calzada.
Varios edificios emblemáticos se alzan en este lugar. Resalta Can Llofriu, edificio de corte racionalista del arquitecto Francesc Roca, en el que también colaboró su hijo Antoni. Este bloque de seis plantas está fechado en 1933 y en su momento resultó muy carismático. El otro edifico famoso es uno de los más altos de Palma y está en el chaflán alzado entre las calles Rafael Rodríguez Méndez y Santiago Ramón y Cajal. Se le conoce como el edificio Hornabeque y cuenta con dieciséis alturas y una terraza rematada por una plataforma. En la zona, algunos dicen, aunque hay quien lo duda, que este apéndice plano fue pensado como lugar de aterrizaje de helicópteros.
Uno de los comercios más conocidos y populares -especialmente entre la juventud de los años 70- es, sin lugar a dudas, el situado en la esquina de la plaza des Fortí y Passeig Mallorca. Se trata de Musicasa, negocio dedicado a la venta de instrumentos musicales.
Caminando por esta plaza salen al paso una peluquería, una tienda de electrodomésticos y un garaje. En los bajos del edificio Hornabeque se encontraba la pastelería y panadería Ripoll. Al lado, haciendo esquina con la calle dedicada al Nobel de investigación español se sitúa la cafetería Berna. Hace casi cuarenta años era muy frecuentada por pelotaris vascos, de la plantilla del vecino frontón, situado en el Passeig Mallorca, cuyo solar sirvió para alzar un bloques de viviendas de categoría.
Memoria de esta plaza es su farmacia, en la que su titular, Biel Carrió, junto a uno de sus empleados más veteranos, recuerdan parte de la historia de los últimos cuarenta años de la misma. Por este lugar discurría el tranvía que se dirigía hacia Sant Agustí. Hay algún residente de la zona que todavía recuerda el tranvía que bajaba por el lugar procedente de Son Roca. Eran tiempos en que la ruta hacia el estadio de fútbol Lluís Sitjar y al cercano velódromo de Tirador -fuera de uso desde hace años- eran campos.
Desde hace unos años esta plaza soporta un tráfico muy intenso, ya que en ella confluyen diversas vías de la ciudad. En este punto se iniciaba la antigua carretera de Andratx, rumbo siempre hacia la plaza Gomila. Durante el curso se nota en ella la cercanía de los institutos y la UIB de sa Riera.