07 de març 2010

Las obras completas de la Catedral




diariodemallorca.es 7-3-2010

Casi acabada, a la Seu sólo le faltan por levantar más de 30 pináculos pequeños y abrir algunos ventanales de las capillas laterales. El resto de retoques constructivos son hipótesis históricas de expertos y arquitectos


Portal que mira a la Almudaina, al que
se le añadieron dos contrafuertes en el siglo XIX. Foto: Lorenzo

E. V. PALMA. ¿Cómo sería la Catedral si estuviera acabada? ¿Puede afirmarse que está realmente terminada? ¿Es posible reconstruir su aspecto definitivo de una única forma? ¿Puede hablarse de final de obra?

Mercè Gambús, profesora de la Universitat de les Illes Balears y responsable del Grup de Conservació de Patrimoni Artístic i Religiós, advierte ante tal empresa: "Eso es complicadísimo de saber. Da para una tesis".
Pese a ello, algunos expertos opinan e informan. El aparejador diocesano Bartomeu Bennàssar cree que la Seu está prácticamente completa, "al menos el grueso de la estructura externa". Cuando entra en detalle, enumera algunos acabados que con total seguridad faltan: varios pináculos pequeños de los contrafuertes a ambos costados del templo, así como abrir algunos ventanales de las capillas laterales, "aunque la mayoría de ellos no tendría sentido destaparlos porque están prácticamente cubiertos desde dentro por los retablos".
Los pináculos pequeños, recuerda Sebastià Gamundí, arquitecto de la diócesis, se intentaron concluir hace varios años: "Fue en la época en que se hizo la residencia de los capellanes. El canónigo Sebastià Arrom [que fue nombrado con dicho cargo en 1997] proyectó acabarlos, pero recibió mucha oposición por parte de los historiadores y de Patrimonio del Consell. Se preguntaban por qué había que gastar tanto dinero en esas obras", relata. Gamundí apostilla que también hay un portal pequeño marcado en la capilla del Santíssim, en la que intervino Miquel Barceló, "que no se sabe muy bien para qué era". El arquitecto conviene con Bennàssar en cuanto al acabamiento de la Catedral que "a la Seu no le falta nada".
El aparejador Bennàssar cree que en toda esta cuestión es importante señalar que toda catedral está siempre en continua evolución, porque se va construyendo o retocando en función de las necesidades del momento. Habida cuenta de que su edificación se extiende varios siglos, estos templos son el resultado de distintas épocas y estilos arquitectónicos. "La Seu es un elemento vivo que se va transformando con el tiempo. En el interior, por ejemplo, Gaudí eliminó el coro del centro de la nave; todo un acierto. O es el caso también de la fachada principal, que tuvo que restaurarse en el siglo XIX porque no soportaba bien el peso de las bóvedas", detalla Bennàssar.
El archivero del cabildo, Bernat Juan, señala las dos bases documentales existentes para conocer el proceso de construcción de la Catedral: las actas capitulares y los libros de fábrica.
El archivero examina junto a DIARIO de MALLORCA los exteriores de la Seu para repasar las piezas que podrían faltarle. Tras la exploración, el recuento: se echan en falta 31 pináculos.
En la fachada del portal de Sant Jeroni faltan las seis pequeñas puntas de los contrafuertes, mientras que la parte antigua, donde se encuentra la sacristía de la capilla de la Trinitat, está completa.
Con un pie en las hipótesis, en este punto habría que mencionar a Guillem Reynés Font, quien fuera arquitecto diocesano a partir de 1910. En varios dibujos recogidos en el primer tomo de Guillem Reynés Font. Una trayectoria interrumpida, publicado el año pasado, el experto diseñó una cubierta en forma de punta gótica sobre la antigua sacristía y la parte más antigua de la Catedral –la que mira al Palau Episcopal– a imagen y semejanza del resto de pináculos de la Seu. Y otra similar para el campanario, que fue construido, según algunos historiadores, aprovechando un minarete de la primitiva mezquita, que fue derribada y absorbida por la nueva edificación de la Catedral en 1412.

Los dibujos de Reynés

Ante los dibujos de Reynés, Bennàssar objeta que "se trata simplemente de una recreación, como la que cualquiera de nosotros podría haber dibujado sobre una fotografía. Este tipo de bocetos sólo son conjeturas", sentencia.
Continuando con los pináculos, amén de los seis superiores que faltan en la cubierta, la fachada que mira al mar, la del portal del Mirador, es la que precisaría un mayor acabamiento: diez crestas están por terminar. En el costado opuesto, el que da a la plaza de la Almoïna, se echan en falta nueve.
Cuestión distinta es la de los vitrales: la Catedral tiene abiertos 32, sin contar los dos rosetones. Y faltaría por abrir una veintena más, en concreto los que se encuentran en las capillas laterales (en cada una de ellas hay tres). En la piedra puede verse su marca y cómo fueron diseñados para que entrara la luz en la Seu. Sin embargo, asegura Juan, al igual que Bennàssar, que no se destaparán porque los retablos los cubren.
Si hay una parte de la Catedral que merece un capítulo aparte, ésa es la fachada principal orientada hacia el Palau de l´Almudaina. Su actual aspecto nada tiene que ver con la que se proyectó a mediados del siglo XVI, reducida a dos contrafuertes y rematada por dos torrecillas. Aunque no hay que olvidar que el primer proyecto de portal tampoco llegó a terminarse porque desde el primer momento provocó quebraderos de cabeza al cabildo. "La fachada era más bajita. Se cambió porque no soportaba el peso de las bóvedas del templo, que se inclinaba hacia delante. En la zona donde se cerraba la Catedral con este portal, el terreno era de relleno, mucho menos firme que la roca sobre la que se cimenta la Seu. Piensa que el agua llegaba antes prácticamente hasta el portal del Mirador", prosigue Juan.
Según el archivero, varios historiadores narran en sus obras que el nuevo portal comenzó a construirse porque el antiguo estaba en ruinas a raíz del terremoto que hubo en Palma el 15 de mayo de 1851. Pero él cree que no es exacto, porque el estado gravoso de conservación es "muy anterior" a este movimiento sísmico: "La fachada tuvo grietas muy temprano. El estado de ruina, según las actas capitulares, ya se había pedido en otra ocasión: 15 días antes del terremoto de Lisboa de 1755 que se notó en Palma", matiza.
La restauración del portal se le confió a Juan Bautista Peyronnet en 1852. El antiguo se desmontó hasta la mitad y luego se construyeron dos contrafuertes para que soportaran el peso de la Catedral. Por ello, el templo actual es varios metros más extenso de lo previsto inicialmente. El arquitecto madrileño proyectó también dos nuevos estribos, de mayor sección y altura que los alineados. Y cegó los dos rosetones laterales.
Teorías sobre la construcción de la Seu hay muchas, pero la que sorprende más es la que sostiene que el templo debía tener originalmente sólo una nave y no tres como tiene ahora. Hipótesis que, de ser cierta, habría dado como resultado una Catedral más pequeña y menos majestuosa que la que tenemos ahora.