JOAN RIERA
RIERA.DIARIODEMALLORCA@EPI.ES En todos los planos antiguos de Palma aparece un callejón sin salida que parte de la calle Sant Miquel –antiguamente de sa Síquia– en las inmediaciones del convento de Santa Catalina. Acaba donde comienza el huerto que se encontraba en la parte posterior del cenobio. Hoy ya no existe el corral y la callejuela ha encontrado salida hacia Los Geranios después del abandono del convento, en los primeros años 60, y de la urbanización de la zona. Sin embargo, sigue siendo corta y estrecha y pocos caminantes le atribuirán una entidad propia e independiente de los paseos peatonales del área comercial.
Tiene un nombre curioso, calle del Crist Verd, cuyo origen ha dado pie a varias interpretaciones.
Diego Zaforteza y Musoles en su monumental obra La ciudad de Mallorca ya reconocía que existían pocos datos sobre lo que calificaba de "singular denominación". Pese a desconocer el origen de la advocación divulgaba un documento de 1749 referido a "unes cases y corral... juntes al carreró que no passa al costat de la capella del Sant Cristo Vert". Al final el historiador concluye que nos encontramos ante una confusión de palabras y que en realidad donde quedó "verd" debía ser "vell".
Existe también una interpretación popular para nombre. En este lugar se encontraría el Sant Crist Verd que se mostraba en procesión cuando la Inquisición organizaba un auto de fe. La tradición tiene una base histórica. Doris Moreno de la Universitat de Barcelona cuenta el ritual que se seguía: "La víspera del auto se realizaba la procesión de la Cruz Verde, una procesión que se articulaba en torno a una enorme cruz de madera pintada de color verde, como símbolo de misericordia y esperanza... El recorrido de la procesión finalizaba en el cadalso. Allí se entronizaba la Cruz Verde, velada, permaneciendo en el altar hasta el día siguiente, iluminada por hachas blancas y custodiada por familiares, religiosos y/o soldados".
La próxima vez que pase por Sant Miquel busque la calle del Crist Verd. Es mínima y tiene unos pocos metros, apenas veinte. Sin embargo, da pie a muchas suposiciones y nos oculta, al menos en parte, su historia.
RIERA.DIARIODEMALLORCA@EPI.ES En todos los planos antiguos de Palma aparece un callejón sin salida que parte de la calle Sant Miquel –antiguamente de sa Síquia– en las inmediaciones del convento de Santa Catalina. Acaba donde comienza el huerto que se encontraba en la parte posterior del cenobio. Hoy ya no existe el corral y la callejuela ha encontrado salida hacia Los Geranios después del abandono del convento, en los primeros años 60, y de la urbanización de la zona. Sin embargo, sigue siendo corta y estrecha y pocos caminantes le atribuirán una entidad propia e independiente de los paseos peatonales del área comercial.
Tiene un nombre curioso, calle del Crist Verd, cuyo origen ha dado pie a varias interpretaciones.
Diego Zaforteza y Musoles en su monumental obra La ciudad de Mallorca ya reconocía que existían pocos datos sobre lo que calificaba de "singular denominación". Pese a desconocer el origen de la advocación divulgaba un documento de 1749 referido a "unes cases y corral... juntes al carreró que no passa al costat de la capella del Sant Cristo Vert". Al final el historiador concluye que nos encontramos ante una confusión de palabras y que en realidad donde quedó "verd" debía ser "vell".
Existe también una interpretación popular para nombre. En este lugar se encontraría el Sant Crist Verd que se mostraba en procesión cuando la Inquisición organizaba un auto de fe. La tradición tiene una base histórica. Doris Moreno de la Universitat de Barcelona cuenta el ritual que se seguía: "La víspera del auto se realizaba la procesión de la Cruz Verde, una procesión que se articulaba en torno a una enorme cruz de madera pintada de color verde, como símbolo de misericordia y esperanza... El recorrido de la procesión finalizaba en el cadalso. Allí se entronizaba la Cruz Verde, velada, permaneciendo en el altar hasta el día siguiente, iluminada por hachas blancas y custodiada por familiares, religiosos y/o soldados".
La próxima vez que pase por Sant Miquel busque la calle del Crist Verd. Es mínima y tiene unos pocos metros, apenas veinte. Sin embargo, da pie a muchas suposiciones y nos oculta, al menos en parte, su historia.