El ecónomo Joan Servera asegura que la situación es insostenible debido a la deuda acumulada
Retablo de Sant Pere i Sant Pau, de la parroquia de Algaida, cuya rehabilitación es de las más urgentes.
MARIANA DÍAZ/ANA LARGO . Las cifras son reveladoras. El patrimonio histórico diocesano es un pozo sin fondo en lo que se refiere a su rehabilitación. La cantidad de bienes muebles (esculturas, retablos, documentos o pinturas) e inmuebles (parroquias, Seu) que posee la iglesia local resultan difíciles de conservar. ¿Por qué? «Falta dinero para mantenerlo en buen estado», resumió el ecónomo de la Diócesis, Joan Servera. Una afirmación que se sustenta en los 11 millones de euros de deuda que acumula la Diócesis de Mallorca. De ellos, una buena parte son debidos al mantenimiento del patrimonio arquitectónico.
El estado de conservación de los bienes muebles e inmuebles puede valorarse sólo con salir a la calle. La exposición Ramon Llull. Historia, pensament i llegenda, que acoge la Fundació La Caixa, cuenta con algunas pinturas prestadas por las parroquias cuyo estado es lamentable. Un óleo, incluso, tiene un agujero. Por otro, sólo con pasear por Palma o la Part Forana vemos iglesias en obras, otras que las necesitan con urgencia o retablos y pinturas que piden a gritos una rehabilitación. Esto nos ha llevado a preguntarnos: ¿Quién y cómo se financia el mantenimiento de este patrimonio histórico?
Joan Servera, lo tiene claro: «Aunque ha habido un cambio de conciencia importante, si las instituciones no se implican un poco más, la iglesia católica no podrá mantener su patrimonio», aseguró Servera. El ecónomo cree que sería muy importante que, además de las ayudas de las Administraciones públicas, hubieran otros benefactores como entidades bancarias u otras empresas, aunque reconoció que el patrocinio privado es «difícil». Un ejemplo, la Fundació La Caixa ha restaurado algunas de las piezas que se exhiben en la citada muestra sobre Ramon Llull. No obstante, otras que proceden de las parroquias de Selva, Sa Cabaneta y Muro sufren un deterioro evidente.
Lo cierto es que la situación es preocupante en algunas parroquias de la Isla y, por tanto, los párrocos tienen que asumir prioridades. Si los tejados están en mal estado, los esfuerzos se centran en arreglarlos antes de acometer la rehabilitación de cuadros o retablos. «Lo importante es arreglar la estructura y luego lo que hay dentro», explicó Servera.
En los últimos veinte años se ha intervenido en un total de 89 edificios (rehabilitaciones y nuevas construcciones), lo que ha supuesto una inversión total de 35.513.672 euros.
Hasta 21.314.774 euros han sido subvencionados y el resto lo ha asumido la Diócesis con sus propios recursos o préstamos, generándose en la Iglesia de Mallorca una deuda de más de 11 millones de euros (8 de rehabilitaciones y 3 de nuevas construcciones), que alcanza los 14 millones de euros si contabilizamos, además, los colegios y la Fundació Esplai.
Siguiendo con las prioridades, y respecto a los bienes muebles, se va restaurando la obra mueble de calidad que se encuentra en peor estado. ¿Cuántas obras al año? Entre 40 y 70 piezas, según explicó la directora del Taller Diocesano de Restauración, Antònia Reig.
Para ello, la Diócesis cuenta con una subvención de 68.000 euros, otorgada por el Consell de Mallorca tras la firma de un convenio reciente entre la institución insular y el Obispado. Con esta aportación, se han restaurado obras del Palau Episcopal, el Museu Diocesà, parroquias de Búger, Alaró, La Vileta o Llucmajor, entre otras. Pero hay piezas que necesitan una restauración de urgencia, como el retablo mayor de Algaida u otro barroco de Montuïri.
Lo que ocurre con las subvenciones es que llegan con retraso. La del Consell de 2007 se ha recibido ahora.
MARIANA DÍAZ/ANA LARGO . Las cifras son reveladoras. El patrimonio histórico diocesano es un pozo sin fondo en lo que se refiere a su rehabilitación. La cantidad de bienes muebles (esculturas, retablos, documentos o pinturas) e inmuebles (parroquias, Seu) que posee la iglesia local resultan difíciles de conservar. ¿Por qué? «Falta dinero para mantenerlo en buen estado», resumió el ecónomo de la Diócesis, Joan Servera. Una afirmación que se sustenta en los 11 millones de euros de deuda que acumula la Diócesis de Mallorca. De ellos, una buena parte son debidos al mantenimiento del patrimonio arquitectónico.
El estado de conservación de los bienes muebles e inmuebles puede valorarse sólo con salir a la calle. La exposición Ramon Llull. Historia, pensament i llegenda, que acoge la Fundació La Caixa, cuenta con algunas pinturas prestadas por las parroquias cuyo estado es lamentable. Un óleo, incluso, tiene un agujero. Por otro, sólo con pasear por Palma o la Part Forana vemos iglesias en obras, otras que las necesitan con urgencia o retablos y pinturas que piden a gritos una rehabilitación. Esto nos ha llevado a preguntarnos: ¿Quién y cómo se financia el mantenimiento de este patrimonio histórico?
Joan Servera, lo tiene claro: «Aunque ha habido un cambio de conciencia importante, si las instituciones no se implican un poco más, la iglesia católica no podrá mantener su patrimonio», aseguró Servera. El ecónomo cree que sería muy importante que, además de las ayudas de las Administraciones públicas, hubieran otros benefactores como entidades bancarias u otras empresas, aunque reconoció que el patrocinio privado es «difícil». Un ejemplo, la Fundació La Caixa ha restaurado algunas de las piezas que se exhiben en la citada muestra sobre Ramon Llull. No obstante, otras que proceden de las parroquias de Selva, Sa Cabaneta y Muro sufren un deterioro evidente.
Lo cierto es que la situación es preocupante en algunas parroquias de la Isla y, por tanto, los párrocos tienen que asumir prioridades. Si los tejados están en mal estado, los esfuerzos se centran en arreglarlos antes de acometer la rehabilitación de cuadros o retablos. «Lo importante es arreglar la estructura y luego lo que hay dentro», explicó Servera.
En los últimos veinte años se ha intervenido en un total de 89 edificios (rehabilitaciones y nuevas construcciones), lo que ha supuesto una inversión total de 35.513.672 euros.
Hasta 21.314.774 euros han sido subvencionados y el resto lo ha asumido la Diócesis con sus propios recursos o préstamos, generándose en la Iglesia de Mallorca una deuda de más de 11 millones de euros (8 de rehabilitaciones y 3 de nuevas construcciones), que alcanza los 14 millones de euros si contabilizamos, además, los colegios y la Fundació Esplai.
Siguiendo con las prioridades, y respecto a los bienes muebles, se va restaurando la obra mueble de calidad que se encuentra en peor estado. ¿Cuántas obras al año? Entre 40 y 70 piezas, según explicó la directora del Taller Diocesano de Restauración, Antònia Reig.
Para ello, la Diócesis cuenta con una subvención de 68.000 euros, otorgada por el Consell de Mallorca tras la firma de un convenio reciente entre la institución insular y el Obispado. Con esta aportación, se han restaurado obras del Palau Episcopal, el Museu Diocesà, parroquias de Búger, Alaró, La Vileta o Llucmajor, entre otras. Pero hay piezas que necesitan una restauración de urgencia, como el retablo mayor de Algaida u otro barroco de Montuïri.
Lo que ocurre con las subvenciones es que llegan con retraso. La del Consell de 2007 se ha recibido ahora.