ARCA e historiadores se movilizan para evitar la demolición del cuartel inaugurado en 1920
El alcalde informó ayer de la situación del inmueble a Patrimonio del Consell. Foto: T. O.
El alcalde informó ayer de la situación del inmueble a Patrimonio del Consell. Foto: T. O.
T.OBRADOR. COLÒNIA DE ST. JORDI. El negocio clandestino del contrabando forma parte de la historia de Mallorca. En la costa del Migjorn y Llevant tuvo especial incidencia, y muchos mayores recuerdan con nostalgia aquellos años de esfuerzo y sacrificio para acceder no solo a las importaciones de tabaco, sino también de otros productos que variaban según las necesidades del pueblo, desde comida hasta comodidades de todo tipo, incluidas medicinas, que de no ser mediante el contrabando nunca podrían haber conseguido y precisaban de verdad. Los cuerpos de carabineros eran los encargados de la vigilancia del litoral y de la represión del contrabando, mientras que el orden en las localidades era a cargo de la guardia civil.
En este siglo XXI en la isla sobreviven dos edificios singulares con especial vinculación al contrabando, según la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA). Se trata de los restos del cuartel de carabineros de Escorca ahora en proceso de rehabilitación y el inmueble que da a las calles Sol y Lluna de Colònia de Sant Jordi. No obstante, este último corre serio peligro de inminente derribo puesto que el consistorio local ya ha adjudicado las obras de demolición, siendo éste uno de la docena de proyectos financiados en el municipio de ses Salines a través del Fondo estatal de inversión local.
El historiador Pere Ferrer detalla que el cuartel de la Colònia fue proyectado en 1919 en los terrenos de la finca de sa Vall, que había sido adquirida aquel mismo año por el famoso empresario relacionado con el contrabandismo Joan March Ordinas, una finca que había formado parte del patrimonio rural del marqués de Palmer. Colònia de Sant Jordi, zona donde se ubicaba el citado cuartel, se había segregado de la finca comprada por Joan March y buena parte seguía en manos del marqués. Posteriormente se estableció. "A pesar de que en 1940 el cuerpo de carabineros se integró en la guardia civil continuó la connivencia entre los guardias y la principal compañía contrabandista de la zona, conocida como la de sa Vall", añade Ferrer, quien al igual que Cristòfol-Miquel Sbert, estudioso del tema del contrabando y de la guerra civil en la zona, resalta las virtudes étnica e histórica del inmueble, sugiriendo la creación de un museo de la pesca y el contrabando.
El alcalde, Sebastià Burguera; el concejal de Cultura, Cosme Orell, y el presidente de la Junta de Distrito, Toni Perelló (los tres de PSOE+Progressistes), explicaron ayer que desde hace años el Ayuntamiento tiene firmado un convenio con el ministerio de Interior para derribar el antiguo cuartel de carabineros y de la guardia civil, inaugurado en 1920. Así se ampliaría la calle Sol; el Ayuntamiento dispondría de un solar y el Gobierno central podría construir una nueva casa-cuartel, además de poseer otro solar resultante de la operación.
El equipo de gobierno saliner quiere llevar a cabo la iniciativa con celeridad remarcando que el considerablemente deteriorado edificio en cuestión "no está catalogado y por lo tanto no sufre restricciones urbanísticas ni patrimoniales, y en las Normas Subsidiarias aprobadas en 2002 se prevé la prolongación de la calle Sol y en su momento nadie alegó".
En contraste, ARCA expresa preocupación y advierte que "este edificio es una oportunidad; su conservación y rehabilitación permitirá recordar la historia y recuperar un poco la personalidad que ha ido perdiendo". La asociación entiende que el convenio instado por el Ayuntamiento "responde a una ordenación urbanística cuadriculada de la Colònia que no tuvo en cuenta una sencilla joya con gran valor histórico y patrimonial". ARCA ve viable la continuidad de la calle Sol, si bien el tramo afectado sería de una anchura inferior. Por todo ello, la entidad sigue recogiendo apoyos y está expectante.
El director insular de Patrimonio, Biel Cerdà, inspeccionó ayer el cuartel junto a un técnico. Todo apunta a que el Consell no procederá a las declaraciones de Bien catalogado ni BIC, aunque se reconoce "la singularidad" y el "valor histórico". Como máximo el próximo lunes habrá un informe del Consell.