Los restauradores llevan un año rehabilitando esta iglesia del centro de Palma. En breve, comenzará la intervención en el pináculo más alto
Panorámica de las cubiertas, muros y pináculos pequeños de la iglesia parroquial de Santa Eulàlia. Foto: Guillem Bosch
M. ELENA VALLÉS. PALMA. Parece que fue ayer, pero Santa Eulàlia lleva ya un año sometiéndose a múltiples operaciones rejuvenecedoras y de ´cirugía patrimonial´. Aun estando las obras en el meridiano, los resultados en los cerros del edificio, a los que ha ascendido DIARIO de MALLORCA, son evidentes.
La intervención más compleja y significativa que está aguardando Santa Eulàlia es la rehabilitación del pináculo del campanario, de la punta de lanza del edificio, que sufrió el desprendimiento de un fragmento de 1,5 metros tras un fuerte temporal que azotó la capital en febrero de 2005.
La arista de marés está actualmente en Inca, en manos de Miguel Ramis, un artesano de la piedra al frente de Artífex Balear. "Hay que evaluar los daños sufridos por este fragmento de metro y medio, y estudiar si será posible restaurarlo o, si por el contrario, habrá que optar por la fabricación de una réplica", baraja el aparejador diocesano Bartomeu Bennàssar.
Los técnicos de la empresa adjudicataria de las obras, Refoart, están terminando uno de los pequeños pináculos que adornan los muros del templo. Si uno se fija con delectación, observa que algunos de ellos han sido reproducidos en su parte superior. El color de la piedra lo desvela. Desde arriba, al menos tres de estas crestas se ven como nuevas. "Se trata de simplificaciones. El tallaje de la piedra no es tan barroco como el original", indica Bennàssar.
La piedra de toda la construcción se limpiará a microchorro de silicato de aluminio. El cableado de todo el edificio también se deberá modificar y no podrá pasar por encima de la fachada. Deberá ajustarse a la normativa actual. En el campanario, el pararrayos actual de hierro, que ha reventado parte de la piedra, se sustituirá por otro de acero inoxidable, menos nocivo para el marés.
En el cuartito del maestro campanero -Santa Eulàlia es una de las únicas iglesias de la isla que cuenta con uno-, en las cubiertas, hay pedazos de piedra que se han ido cayendo de los pináculos pequeños del templo. Los restauradores han ido trabajando con todos ellos para reponer piedras o en algunos casos reproducirlos.
A las preciosas gárgolas de los altos, Bennàssar les da el visto bueno. No están dañadas. Sin embargo, un poco más abajo, se repara en algunos vidrios rotos de las ventanas del campanario. "Esto es muy peligroso. Imagínate la fuerza con la que llegaría alguno de estos pedazos al suelo. Los vamos a cambiar todos por algún material que no pueda desprenderse. No sé, estamos viendo si el plexiglás sería lo adecuado", explica Bennàssar.
La bajada será esta vez por las entrañas de las campanas del templo, de su caja de resonancias. "Es posible que el sistema lo electrifiquemos", dice, mientras muestra una enorme maza con la que actualmente se pone en marcha el mecanismo que hace doblar los dos férricos y enormes cascabeles.
La siguiente fase de la reforma arrancará con el repaso de toda la cubierta, tejas y vigas, para ir descendiendo hasta desembocar en el saneamiento de los muros de la nave central, las bóvedas, las distintas fachadas -muy oscuras y con objetos metálicos como clavos dañando la piedra- y la restauración de las pinturas murales de los laterales del edificio. El portal y el fresco que da a la calle del Sant Crist ya están rehabilitados.
Por último, la intervención afectará a las vidrieras. El montante de hierro que las sostiene se sustituirá por otro de acero inoxidable.
Las obras en el edificio ascienden a algo más de 1,8 millones de euros, de los cuales 1,1 son aportados por el Govern. En estos momentos, el ejecutivo ha abonado el 60% de las facturas hasta ahora presentadas por la diócesis de Mallorca y la obra ha podido continuar pese al temor de su paralización por falta de capital líquido.