Imágen de una tablilla romana que se encontró en el yacimiento
M. ELENA VALLÉS. PALMA. El accidentado asentamiento de Bocchoris se presentará este otoño más vigorizado que nunca. El proyecto de difusión de este yacimiento del Port de Pollença que apareció destrozado el pasado mes de febrero se expande con brío, pues se han proyectado para el próximo otoño una serie de talleres y algo insólito hasta el momento: se mostrarán por primera vez al público las piezas encontradas durante las campañas de excavación realizadas. Asimismo, la exposición, que se ha organizado en el Museu de Pollença, contará con plafones divulgativos y alguna reconstrucción del yacimiento.
Restaurar el estropicio
Los arqueólogos que dirigen el proyecto de Bocchoris o Boccor, Marilena Estarellas y Pep Merino, explican que en estos momentos se están restaurando la media docena de piezas de cerámica y unas monedas de época romana que encontraron en la última campaña realizada el pasado mes de noviembre. “Se trata de materiales muy interesantes de época romana tardía”, puntualiza Estarellas. Para los investigadores, estas piezas vendrían a corroborar que Bocchoris no dejó de funcionar cuando Pollentia fue tomando fuerza y protagonismo, de los siglos I al III d. C., sino que su influencia se extendió también hasta el siglo IV a. C. El depósito y la pared de una habitación romana que estaban excavando resultaron dañados y con signos de expolio. Asimismo, sufrieron desperfectos el suelo romano y parte de la pared romana adjunta al talayot. A finales de septiembre, cuando finalice la campaña de este año, los estudiosos restaurarán todas las partes afectadas por el expolio. “No sé, probablemente fueron niños que se pusieron a jugar a ser arqueólogos”, explica Estarellas. El caso es que los destrozos no suponen un mal irrecuperable.
Los investigadores terminarán en septiembre la habitación romana adosada al talayot que empezaron a excavar la pasada campaña. En noviembre de 2008 bajaron hasta un nivel en el que se empezaban a ver las estructuras. Allí se encontraron también con un suelo romano que estaba asociado al depósito que fue asaltado.
Junto al depósito, hallaron una especie de caracolillos de mar de los que supuestamente se extraía púrpura. Al parecer, los romanos fabricaban tinte en esta zona y teñían las togas de rojo en este lugar. Por unas escisiones que tienen los caracoles, se sabe que no fueron fuente de alimento, sino materia prima para fabricar la tintura.
Realmente, tal y como comentan los arqueólogos, Bocchoris es un yacimiento que está muy poco excavado. No se conocía su situación exacta hasta que en el siglo XVIII se encontró en el Pedret de Bóquer una tablilla romana o tabula patronatus en la que se recoge un tratado que firmaron los romanos con los ciudadanos de este poblado. En los años cincuenta, se encontró otra inscripción similar.
La insignia sobre piedra fue la prueba de la localización. Los historiadores conocían perfectamente la existencia del yacimiento por las fuentes documentales clásicas.
El proyecto de excavación programada en el asentamiento datado entre los siglos VI a. C y el III d. C. arrancó en el año 2001. El ayuntamiento de Pollença y el Consell, así como La Caixa, apoyan económicamente los trabajos ahí realizados. Los arqueólogos creen que hay que continuar trabajando en la línea de difusión del yacimiento. Tanto es así que Bocchoris entrará a formar parte por primera vez de los talleres que el Consell organiza en otoño, conocidos como La tardor arqueològica.
Bocchoris es un yacimiento que recoge diez siglos de historia en un espacio de cuatro cuarteradas aproximadamente.
De momento, los investigadores han abierto seis habitaciones. Por una parte, tres del talayótico tardío, una habitación romana y dos habitaciones más que están al lado que también parecen romanas.
Estarellas y Merino, pese a ser conscientes de que hacer públicas las investigaciones y los trabajos en el yacimiento pueden dar pistas a los expoliadores, no dudan en que es muy necesaria su difusión y que ello contribuye también a la concienciación del ciudadano sobre la importancia de cuidar su patrimonio.
El yacimiento destrozado hace varios meses será restaurado en septiembre
M. ELENA VALLÉS. PALMA. El accidentado asentamiento de Bocchoris se presentará este otoño más vigorizado que nunca. El proyecto de difusión de este yacimiento del Port de Pollença que apareció destrozado el pasado mes de febrero se expande con brío, pues se han proyectado para el próximo otoño una serie de talleres y algo insólito hasta el momento: se mostrarán por primera vez al público las piezas encontradas durante las campañas de excavación realizadas. Asimismo, la exposición, que se ha organizado en el Museu de Pollença, contará con plafones divulgativos y alguna reconstrucción del yacimiento.
Restaurar el estropicio
Los arqueólogos que dirigen el proyecto de Bocchoris o Boccor, Marilena Estarellas y Pep Merino, explican que en estos momentos se están restaurando la media docena de piezas de cerámica y unas monedas de época romana que encontraron en la última campaña realizada el pasado mes de noviembre. “Se trata de materiales muy interesantes de época romana tardía”, puntualiza Estarellas. Para los investigadores, estas piezas vendrían a corroborar que Bocchoris no dejó de funcionar cuando Pollentia fue tomando fuerza y protagonismo, de los siglos I al III d. C., sino que su influencia se extendió también hasta el siglo IV a. C. El depósito y la pared de una habitación romana que estaban excavando resultaron dañados y con signos de expolio. Asimismo, sufrieron desperfectos el suelo romano y parte de la pared romana adjunta al talayot. A finales de septiembre, cuando finalice la campaña de este año, los estudiosos restaurarán todas las partes afectadas por el expolio. “No sé, probablemente fueron niños que se pusieron a jugar a ser arqueólogos”, explica Estarellas. El caso es que los destrozos no suponen un mal irrecuperable.
Los investigadores terminarán en septiembre la habitación romana adosada al talayot que empezaron a excavar la pasada campaña. En noviembre de 2008 bajaron hasta un nivel en el que se empezaban a ver las estructuras. Allí se encontraron también con un suelo romano que estaba asociado al depósito que fue asaltado.
Junto al depósito, hallaron una especie de caracolillos de mar de los que supuestamente se extraía púrpura. Al parecer, los romanos fabricaban tinte en esta zona y teñían las togas de rojo en este lugar. Por unas escisiones que tienen los caracoles, se sabe que no fueron fuente de alimento, sino materia prima para fabricar la tintura.
Realmente, tal y como comentan los arqueólogos, Bocchoris es un yacimiento que está muy poco excavado. No se conocía su situación exacta hasta que en el siglo XVIII se encontró en el Pedret de Bóquer una tablilla romana o tabula patronatus en la que se recoge un tratado que firmaron los romanos con los ciudadanos de este poblado. En los años cincuenta, se encontró otra inscripción similar.
La insignia sobre piedra fue la prueba de la localización. Los historiadores conocían perfectamente la existencia del yacimiento por las fuentes documentales clásicas.
El proyecto de excavación programada en el asentamiento datado entre los siglos VI a. C y el III d. C. arrancó en el año 2001. El ayuntamiento de Pollença y el Consell, así como La Caixa, apoyan económicamente los trabajos ahí realizados. Los arqueólogos creen que hay que continuar trabajando en la línea de difusión del yacimiento. Tanto es así que Bocchoris entrará a formar parte por primera vez de los talleres que el Consell organiza en otoño, conocidos como La tardor arqueològica.
Bocchoris es un yacimiento que recoge diez siglos de historia en un espacio de cuatro cuarteradas aproximadamente.
De momento, los investigadores han abierto seis habitaciones. Por una parte, tres del talayótico tardío, una habitación romana y dos habitaciones más que están al lado que también parecen romanas.
Estarellas y Merino, pese a ser conscientes de que hacer públicas las investigaciones y los trabajos en el yacimiento pueden dar pistas a los expoliadores, no dudan en que es muy necesaria su difusión y que ello contribuye también a la concienciación del ciudadano sobre la importancia de cuidar su patrimonio.