El equipo de Javier Aramburu está excavando otro sector del yacimiento en el que se alzan un edificio de época talayótica y otro posterior
Javier Aramburu da indicaciones a varios estudiantes que participan en la excavación. Foto: M. E. V.
M. ELENA VALLÉS. PALMA. Una muralla perfectamente alineada cimentada piedra sobre piedra marca la entrada al poblado talayótico de Ses Païsses (Artà). El director de las excavaciones, Javier Aramburu, relata a DIARIO de MALLORCA que el Archiduque Luis Salvador ya señaló en su día el poblado. Tomando un atajo a mano derecha se llega a un barrio que está adosado al contrafuerte. En este sector, excava una parte del equipo que dirige Aramburu. El área ya está cuadriculada en el plano. Esta zona, explica Aramburu, es de época baleárica (postalayótica) y su datación comprendería del 500 al 123 a.C. En el rectángulo de trabajo, se encuentran restos de tres edificio superpuestos. El más vetusto de todos es una gran sala con seis columnas, cuyos usos todavía no han podido determinarse. A una semana de que se terminen las excavaciones, Aramburu pisa con el periodista suelo del 400 a.C.: "Ahora es como si entrásemos en una de las habitaciones de esa época. Hay que poner imaginación". En el centro, se halla la base de una columna que soportaba el techo de la casa. "La columna cayó con la entrada de los romanos, probablemente", cuenta Aramburu. En el centro, se distingue perfectamente el hogar de la estancia, es decir, el lugar donde encendían el fuego. En su interior, se pueden ver incrustados varios restos cerámicos.
Arrimándose a la escalera que lleva a la muralla, se observan pequeños granos de cebada de 2.500 años que han podido conservarse, pues probablemente se esparcieron por el suelo de la habitación al romperse un cántaro. "La cebada, junto al trigo y la avena eran la base de su alimentación", detalla el director.
A toda la tierra extraída, se le aplica un protocolo riguroso: "La llevamos a una máquina de flotación que hacer emerger las semillas", especifica Aramburu. Cerca de este espacio se vislumbra otro que debía hacer de despensa de carne, pues se han encontrado huesos de animales. "Seguramente son de oveja, cerdo y vaca, que formaban parte también de su dieta. Todavía hay que analizarlos, pues puede que haya alguno de ciervo o perro. Cuando éstos ya no servían para la caza, se los comían".
En otro punto de la sala, en un recodo, se halla la base de un molino. Sobre la piedra caliza que se conserva se arrastraba otra roca por encima para fabricar harina. Una vasija fija en el suelo para almacenar provisiones y restos de barro y cañas con las que se fabricaban los techos en el poblado de Ses Païsses completan los hallazgos en este sector.
En la parte central del asentamiento, la otra mitad del equipo excava con el fin de poder obtener una imagen completa del poblado. En este espacio, se encuentran dos edificios líticos de distintas épocas. El más antiguo es talayótico, y se supone que fue construido hacia el 600 a.C. Esta construcción fue reutilizada posteriormente por los baleáricos, que aprovechaban la ruina de edificios anteriores para superponer sus propias casas. La estancia talayótica cuenta con un camarín en el que se han hallado huesos de origen animal.