diariodemallorca.es 12-9-2008
FRANCESC M. ROTGER En ese rincón que ya es habitual de cada principio de septiembre, la plaza de Miquel Maura, ha vuelto a celebrarse este fin de semana, en Palma, la Jornada Europea de la Cultura Judía. Ahí mismo es donde empezó, en 1391, el asalto al Call; la parte que nos corresponde en las barbaridades del género humano. Ahora hay un teatro que lleva el nombre de Xesc Forteza, qué gran Shylock hubiera hecho este hombre (como hizo un Harpagón estupendo, dirigido por Pere Noguera), descendiente de judíos conversos, lo que a estas alturas supongo que somos casi todos los mallorquines; y no sólo los de los apellidos famosos, sino de bastantes otros linajes, y si no mírense ustedes el fragmento correspondiente de La judería de Mallorca en 1391, de Quadrado, que ahora reedita Lleonard Muntaner y del que algo adelantábamos en Bellver el otro día.
YA QUE HABLAMOS de libros: por allí andaban Glòria Forteza-Rei y su gente, de Embat, con su exposición de temática judía, que la lluvia le obligó a trasladar al interior del teatro; como retiró de la plaza el resto de los puestos del mercadillo. El suelo azul del vestíbulo recordaba a una ola mediterránea, amplia y pacífica, que se hubiera echado a bañarse bajo los primeros rayos de la Luna. Con el fondo sonoro de los aires orientales del mostrador de Tot Clàssic, podías admirar el portentoso retrato de un rabino (pluma y tinta china), de 1974, de Ellis Jacobson, o los ´menorah´ esmaltados de Victoriano de Isasi, o los árboles genealógicos. Aún más curioso: las viñetas del TBO con ese judío de nariz ganchuda, cómo no, y tacaño hasta decir basta. Bueno: me consta que los propios judíos cuentan, también, chistes de judíos.