09 de setembre 2008

Desagües

diariodemallorca.es 9-9-2008
Desagüe en la calle Can Serra. Foto: C.G.
CARLOS GARRIDO Los desagües son una de esas cosas que sólo resultan perceptibles en ocasiones muy puntuales. Obviamente, cuando llueve. Pero durante el resto del tiempo siguen allí, recordándonos ese flujo de agua que no llega, mirándonos con sus ojos oscuros de tubo y vacío.
Muchos caserones antiguos tienen unos canalones y aliviaderos dignos de museo. Resulta significativo que los constructores otorgaran la misma dignidad a este orificio secundario que al vano de una ventana. Le concedieran también el don de la elegancia y la belleza. Dos de los ejemplos más apreciables se encuentran en la calle Can Serra, en la misma pared que da al huerto de los Banys Àrabs. Aquí se puede contemplar la inteligencia de convertir un simple agujero en un elemento arquitectónico. Dotándolo de un relieve resaltado, enfatizando el orificio. Colocándolo en un lugar intermedio de la pared, como si fuera para que los viandantes lo apreciarsen mejor. O recibiesen el chorro en la cabeza.
Recomiendo un paseo por las calles de la Palma vieja. Olvidando las iglesias, los campanarios, los patios. Y buscando sólo los desagües. Quien lo haga se llevará una buena sorpresa. Son muchos y algunos muy hermosos.
Porque el encanto de los desagües es metafísico. Ellos son el ejemplo de cómo se cruzan los mundos visibles e invisibles, lo material y lo incorpóreo.
Porque lo importante del canal no es su salida, sino todo lo que no vemos. Miramos la pared y nos preguntamos por dónde circulará el tubo, quizás de aquella cerámica antigua tan hermosa que lo canalizaba.
En realidad la boca nos habla de esos largos y vericuéticos interiores. Los codos, las pendientes, los sifones. Una arquitectura que nunca veremos, pero que sin embargo es la que decide si el agua sale a la velocidad convenida o no.
Te acabas diciendo por qué ciertos elementos de los edificios antiguos se consideran siempre nobles. Como por ejemplo cualquier emblema o escudo heráldico. Y en cambio otros igualmente destacables invariablemente se relegan al olvido. Por demasiado prácticos y cotidianos, por plebeyos. Tal como ocurre con esos desagües monumentales del casco antiguo.