CARLOS
GARRIDO
WWW.CARLOS-GARRIDO.COM La compra de Can Weyler por el Consell de Mallorca supone una buena noticia. La Palma antigua es una ciudad esencialmente gótica. Las calles medievales, conventos y monasterios, y los viejos caserones transformados en los siglos XVII y XVIII conforman la trama urbana. Durante años, la que fuera vivienda del famoso general se ha podido conservar gracias al esfuerzo de Arca, que sin apenas medios la ha convertido en un centro vivo. Ha recuperado partes del edificio. Y sobre todo ha evitado que se convirtiese en un lugar de residencia de "alto standing", con la acción deformadora que ello hubiese supuesto.
Can Weyler y Can Serra, que por cierto se encuentra en un estado lamentable, son dos de los mejores exponentes de vivienda señorial de los tiempos góticos. Ahora se abren unas expectativas esperanzadoras. Lo mismo que ha ocurrido con el Temple o Can Oleo. Auténticos puntos de referencia para el patrimonio palmesano.
Can Weyler ha servido de marco para conciertos, presentaciones, conferencias. Con su arquitectura laberíntica y misteriosa. Por las noches siempre se escuchaba algún ruido lejano, perdido en las alturas o las escaleras. Como si fuese un fantasma intentado demostrar que pese a todo seguía en su puesto. Ha servido de taller, de estudio musical, de lugar para trabajos intelectuales. Se recuperaron sus espléndidas coronellas, se abrieron arcos ocultos y se descubrió incluso un nido de rata gótica. Frente a la idea cara y rimbombante del patrimonio que tanto prospera, se conservó a base de una política muy sencilla, constante, y sobre todo gracias a un elemento que muchas veces se echa en falta: el amor. El afecto por aquello que se está conservando.
Ahora sólo cabe esperar que el Consell sepa tratarla con el mismo sentimiento. Porque la experiencia nos dice que no siempre la pertenencia a un organismo público lo garantiza todo. Demasiadas veces se cae en el folclorismo de las fotos y los actos oficiales, la publicidad y la fanfarria, olvidándose lo más importante. Que es la esencia de aquello que se conserva.
Todos cuantos queremos a Can Weyler, porque hemos dejado algo de nuestra vida en ella, esperamos que la gestión que haya de mantenerla en el futuro sea digna de la herencia que acarrea.
Del mismo autor, Diario de Mallorca 25-10-2003 : La rata arqueológica
11 de juliol 2010
Can Weyler
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