Última Hora Digital 10-6-2010
Restaurar la construcción tiene un presupuesto de 600.000 euros, que el Consell de Mallorca no podría financiar solo
C. Ruiz de Galarreta. El paso del tiempo pasa factura al faro de Na Pòpia, en el Parc Natural de sa Dragonera. Y si no se pone remedio, se perderá un importante testimonio del que fuera el faro más alto de España, erigido en el año 1852 a 360 metros de altura sobre el nivel del mar.
En la actualidad, el faro se encuentra en estado de ruina y existe peligro de derrumbe. En el edificio central, la parte más alta de la torre está derruida y el resto presenta grandes grietas que la ponen en peligro. Igualmente, en la entrada, la placa de la piedra que la preside está destruida. La vegetación invade la edificación.
El resto de construcciones está en similares condiciones o peor. Ya no queda prácticamente nada de lo que fueran las tres viviendas de los fareros. Los techos están hundidos y sólo se puede intuir la distribución de las diferentes dependencias.
Aun en ruinas, su valor patrimonial es indudable, pero lo cierto es que incluso puede ser peligroso para los visitantes que realizan la excursión por la isla hasta llegar Na Pòpia. Por eso, durante estos días se realiza un cerramiento «para minimizar el peligro porque hay un acantilado», explica Martí Mayol, director del parque.
La falta de presupuesto ha ido posponiendo su restauración. En el anterior Plan de Rector de Uso y Gestión del Parc Natural de sa Dragonera, documento que regulas actuaciones en el espacio protegido, que data de 2001, preveía un estudio sobre las ruinas que no se realizó.
El siguiente, que se redactó para el periodo 2008-2013, preveía para 2009 la redacción del proyecto de restauración por un importe de 20.000 euros. Entre 2009 y 2010, apuntalar las ruinas con 24.000 euros, y entre 2011 y 2013, iniciar la restauración que costaría 600.000 euros (100 millones de las antiguas pesetas). Pero, de momento, ya han pasado los plazos sin ninguna actuación porque la Conselleria de Medi Ambient aún no ha aprobado este plan, lo que supone un nuevo retraso.
En cualquier caso, desde el Consell se reconoce que es una obra que difícilmente podrá financiarlo y tendrá que recurrir a alguna línea de ayuda del Gobierno central o de la Unión Europa.