diariodemallorca.es 6-7-2009
A finales de julio, varios operarios de Refoart habrán restaurado la punta de lanza de la parroquia que se desprendió por un temporal
M. ELENA VALLÉS. PALMA. El cantero Gonzalo López cincela un gran trozo de piedra de marés: está rehaciendo la base del fragmento de pináculo que en febrero de 2005 se desprendió de la iglesia de Santa Eulàlia. Con la sempiterna paciencia del oficio, deberá modular los detalles de la punta de lanza de la parroquia, que estará totalmente restaurada y colocada en la cima a finales de julio.
"Se trabaja con trozos de piedra de marés cuadradas, sobre las cuales se dibujan los ángulos y se va picando en ellas", apunta el aparejador diocesano Bartomeu Bennàssar, quien cree que a finales de agosto los trabajos en las cumbres del templo habrán concluido.
En un recodo de las terrazas, pueden verse los tres trozos desprendidos en 2005 y que serán restaurados. En su totalidad, los fragmentos alcanzan el metro sesenta de longitud, y serán subidos hasta la cúspide mediante un pequeño montacargas que se instalará en el campanario.
Gran parte de los muros de las capillas laterales ya lucen nuevos: han sido limpiados por un moderno sistema de microchorro de silicato de aluminio. Las vidrieras todavía están sucias y no podrán contar finalmente con un cristal de seguridad, "pues la obra costará un poco más de lo previsto y no quedará dinero para esta intervención", declara Bennàssar. La razón que motiva la subida de la factura reside en que se han tenido que restaurar muchos más pináculos pequeños del campanario de lo pronosticado. Cabe recordar que la reforma, subvencionada por el Govern, asciende a un total de 1,8 millones de euros.
Los operarios han extraído el pararrayos de hierro del interior del gran pináculo y lo sustituirán por otro de acero inoxidable, inocuo con la piedra. El cableado de todo el edificio deberá modificarse, ya que no podrá pasar por encima de la fachada. Los vidrios estropeados de las ventanas del campanario serán sustituidos por un material como el plexiglás para evitar desprendimientos peligrosos.